Amigos de la realidad aumentada

Realidad Aumentada es el término que describe el conjunto de tecnologías que permiten visualizar el mundo real a través de un dispositivo, añadiendo algún tipo de recurso gráfico. El peligro de estos inventos es que se crea que la realidad no es la que es, sino la que se fabrica. Y asistimos estos días en Almería a un llamativo ejercicio de Realidad Aumentada por parte del pinguruchismo oficial, que ha establecido como parte del relato algunas milongas insostenibles. Proliferan grandes opiniones que defienden hechos tan falsos como que el monolito fue devuelto a su lugar a finales de los ochenta del siglo pasado por voluntad y suscripción popular -un saludo a los empresarios amablemente extorsionados que me puedan leer- o que la remodelación de la Plaza Vieja estaba fuera del programa electoral del PP.

Y sobre todo -esto es ya lo mejor- que los que defienden la intocabilidad de este espacio público son mayoría en Almería. ¿Ven? Esto es lo que digo cuando hablo de realidad aumentada. Pero lo cierto es que el programa electoral del PP dice: “Finalización de las obras de la Casa Consistorial y reforma de la Plaza de la Constitución”. Es decir, que el PP se presentó a las Elecciones Municipales con ese programa, que fue votado por 34.087 almerienses frente a los 23.393 que votaron al PSOE, que está a favor de no hacer nada. Bueno, pues los socialistas se empeñan en revender la bacalá de que son mayoría en Almería. Reúnen a un puñado de pancartistas y se proclaman mayoría social. Formidable. Pero aún hay más. Una asociación de amigos del patrimonio ha premiado negativamente al alcalde por dar la espalda a los almerienses, por el atrevimiento de continuar el proyecto anunciado en el programa electoral escogido mayoritariamente por los almerienses. 

Como ven, el riesgo de la realidad aumentada es acabar creyendo que las cosas no son como son, sino como a ti te gustaría que fueran. Y eso hace que personas razonables acaben comportándose como zoquetes sectarios.