Nunca me ha gustado Natalia Jiménez. No es una conclusión premeditada, sino un sentimiento que se ha ido fraguando desde hace más de una década. Ella no tiene la culpa, quizás sea más por su música. Consideré tan desafortunada su colaboración con la banda Melocos, como los comentarios relativos al feminismo que se han viralizado esta semana. “Yo no me considero feminista porque creo que cualquier cosa en extremo es mala. Siempre. Todo lo que acaba en ‘ista’, malo”. No la culpo, la ignorancia desalienta cada vez más a la sociedad.
¿Cuándo me hice feminista? ¿Cuándo me convertí en ese ‘ista’ extremo y malvado del que habla la cantante? ¿Quién era yo en el 2015 cuando Natalia Jiménez grababa esa entrevista? Sus palabras resuenan con más fuerza e infortunio. “Todo lo que acaba en ‘ista’, malo”. No es necesario esforzarse para entenderlo porque no tiene ningún sentido.
Mientras escribo estas líneas, pienso en aquellos artículos que he publicado y que ahora me tildarían de mala feminista. Menos mal que yo no soy un personaje público. Me pregunto si alguien se ha molestado en conocer su opinión actual.
Vuelvo a Twitter y me topo con una imagen de Natalia Jiménez. Se trata de un primer plano, la cantante lleva una diadema de flores y mira directa a cámara con la boca entreabierta. “Mala feminista”. Me sorprendo increpando a una pantalla, vilipendiando un rostro que me mira. Me avergüenzo, como también me avergüenzo de todos los comentarios que acompañan a esa imagen. “¿Esa es la feminista en la que te has convertido? Todo lo que acaba en ‘ista’, malo”, parece gritarme ahora esa imagen. Tienes razón, Natalia.
Deberíamos alejarnos de todos aquellos convencionalismos que estipulan que ser feminista te convierte en mejor persona, alejarnos de la condición egoísta que manifiesta que sea lícito linchar a la mujer que piensa diferente. ¿Dónde quedó la heroicidad del feminismo que se viste con la sororidad de las mujeres? La mala feminista soy yo.
Decido abandonar las redes sociales y en un nuevo intento de reconciliación me pongo el vídeo de ‘Cuando me vaya’. Los primeros acordes muestran a una Natalia aún más joven que en el vídeo de la entrevista. Aparece paseando por un Nueva York de cartón piedra junto a los integrantes de Melocos, tras unos cuantos graznidos recuerdo por qué no me gusta Natalia Jiménez. Tiene razón. A veces, lo que acaba en ‘ista’ es malo. Yo soy un tanto extremista en cuanto a cuestiones musicales, pero no me culpes. Ya sabes que la ignorancia desalienta.
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