La cocina común

Qué duda cabe que el sentir de un país, el carácter, la cultura y la forma de ser de su gente están íntimamente relacionados con su cocina desde tiempos inmemoriales. Se cree que, elementos tan socorridos en nuestras cocinas, como la olla y la cacerola se inventaron hace más de diez mil años para calentar agua y disfrutar mejor de la diversidad de sabores con los que contamos. En nuestro país, es atribuida incluso la invención de la olla express, tal como la concebimos hoy, al zaragozano José Álix Martínez en 1919.

Aún así, hay quienes han descubierto ahora las cacerolas, muchas personas porque no suelen utilizarlas, dado que cuentan con recursos para que les hagan de comer, comprando desde un buen chef  hasta políticos, aunque sea con apartamentos de lujo en pleno centro de Madrid. Y lo descubren saltándose la ley, alentados con el bastón de mando en mano al más estilo Torra. Pero éstos nuevos cocineros sin fogonos dicen ser defensores patrios, y lo son, pero de su patria, la del egoísmo empresarial, la de la antipatía con el diferente a ellos, la de mesa y mantel para su casa y migajas para el resto y, peor aún, la de importarles un comino volver a poner en peligro la salud pública con caceroladas donde meten la cuchara los suficientes indeseables como para volver a la situación de marzo.

La mejor opción para el uso de la libertad de expresión, a la que se agarran estos nuevos cocinillas pero que tratan de quitarnos de la despensa a quienes no compartimos recetario, es hacerlo desde el respeto a la democracia y a las leyes, y hay medios para reivindicar y protestar sin saltárselas, en lugar de cocinar en plena calle y en grupo desmedido.

Quienes cocinan mirando al sol con la camisa puesta no pararán hasta hacer explotar la olla a presión que están preparando, lo hicieron en el 36; por eso es necesario que, quienes en las derechas sí tienen altura de miras, obliguen a dejar de boicotear nuestra cocina común y a ponerse a elaborar un menú con el jefe de cocina, buscando la fusión de recetas para el mayor número de paladares.