Kayros
21:05 • 28 nov. 2011
Mucho me temo que estas navidades sean las de la gran nostalgia. Ya de por sí este ciclo evoca la vida retro como metáfora del paraíso perdido de la infancia con sus dulces y sus juegos, con sus ángeles y sus belenes.
Con motivo del Día de la Provincia este periódico acaba de editar un folleto en donde nuestros paisanos más representativos se entregan a inconsciencia de la niñez como las canicas, los nidos, las nubes, las migas, las tortas de pascua, la llegada del carromato de los húngaros.
Que el mundo actual está mal y que no merece que le miremos a la cara en estas navidades es obvio, por tanto, paso a la nostalgia.
El tiempo ha trocado la imagen del entorno pueblerino hasta el punto de ver con buenos ojos todo aquello que abandonamos precisamente porque allí no se podía vivir. ¿Quién en su sano juicio pondría como ideal para los jóvenes volver al pueblo para ejercitar sus numerosas y cualificadas carreras como no sea el peonaje en la agricultura y otras laborales humillaciones? Así que rumbo a la nostalgia.
Es lo más indicado en este tiempo de crisis en que la primera medida es llamar a los banqueros para que nos anuncien la buena nueva. Este año "el ven a casa por navidad" tendrá seguramente un tono irónico a la hora de comerse los turrones.
Ya no es el niño que se fue a buscar trabajo sino el que nunca lo pudo encontrar y en consecuencia vive aún en familia a costa de los padres. Sólo faltaría que en este despropósito de congelar el gasto social y paralizar la inversión rebajaran también las pensiones hasta que el niño cumpla los cincuenta sin haber dado un palo al agua.
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