Los Presupuestos Generales del Estado han entrado en la fase de enmiendas. Los grupos parlamentarios han presentado cerca de 4.000 y como suele suceder siempre, los que gobiernan no pasarán ni una a la oposición. Las quejas ya se han hecho notar por parte del PP. Ni las que intentan bajar impuestos, ni lograr ayudas a sectores como el turismo tienen ninguna posibilidad de prosperar. Sin embargo, la izquierda sí ha decidido que se vote, en contra del criterio de los letrados de la Cámara, la propuesta de Podemos de prohibir los desahucios, aunque después, en un juego incomprensible, se acabe tramitando como proyecto de ley.
Este Gobierno nos tiene acostumbrados a cambiar muchas reglas de juego, escritas y no escritas. Parece que le gusta jugar a los platos chinos. Tiene que contentar a tantos que no iba a ser menos la tramitación de los PGE. Unas cuentas que han sido ampliamente criticadas por irreales y nada adecuadas a la realidad de la economía. España va a ser el país que peor comportamiento va a tener este año. Las últimas previsiones fijan la caída del PIB en torno al 12%. Funcas, por ejemplo, estima que en el tercer trimestre la economía no sólo no va a crecer, sino que va a ceder un 5%. Hay sectores que tardarán mucho tiempo en recuperarse y miles de empresas no lo harán nunca. De hecho, el 25% de las empresas que tienen trabajadores en ERTE creen que no podrán mantener el empleo e irán a un ERE o al cierre definitivo. Aún así, el Gobierno sube los impuestos, no apoya decididamente a las empresas con ayudas directas y la morosidad se va a disparar poniendo en riesgo al sistema financiero, como ha señalado estos días el propio BCE. Pero, eso sí, aumenta el gasto lo que haga falta para que nacionalistas e independentistas le aprueben las cuentas. Haya recursos o no.España, a pesar de tener las peores previsiones, es el país que menos ayuda y que más decisiones erróneas ha tomado para paliar los efectos económicos de la pandemia. El adelanto de la segunda ola del coronavirus en toda Europa va a retrasar la recuperación y España, a pesar de los mensajes sobre la vacuna, lo va a pasar francamente mal. El Gobierno sigue echando leña al fuego con más regulación, trabas e impuestos y hay que tener claro que esto nos aboca a una crisis profunda y larga.
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