La estrella de Juan

Javier Adolfo Iglesias
01:17 • 26 nov. 2020 / actualizado a las 07:00 • 26 nov. 2020

Almería luce tres nuevas estrellas cinematográficas frente al teatro Cervantes. La que más me gusta y enorgullece es la de Manuel Martín Cuenca, nuestro paisano, al que he visto crecer como cineasta y con el que siempre me he identificado desde que comenzó en El Ejido con Felipe Vega. La segunda estrella al actorazo Antonio de la Torre me encanta y la tercera, dada a Javier Cámara, me hace reflexionar. Y sentir.  


Al tercero le han dado el honor de compartir pavimento junto a Omar Sharif y Max Von Sydow  por haber interpretado a un personaje ‘inspirado’ en Juan Carrión, el genial profesor de inglés que vino a Almería en septiembre de 1966 para hablar con John Lennon


Hay historias reales que parecen más increíbles que las de cualquier película y esta es una. Y Juan Carrión la escribió de verdad en Almería. 



Juan Carrión Gañán también se merecía no una estrella sino toda una constelación del cielo almeriense por lograr en Almería que las letras de los Beatles se imprimieran por vez primera en un disco. El profesor de inglés más genial que haya existido no solo fue el primero en usar las canciones de los Beatles para aprender gramática sino que quiso implicar en su original tarea a una de las personas más famosas del siglo XX que rumiaba su su futuro entre dudas y canciones en nuestra ciudad, a la que jamás olvidaría. El beatle era un furibundo detractor de los profesores, de los que se burlaba. “Si eres brillante te odian y tratan como a un tonto”, afirmó en su canción “Working class hero”


No se burló de Juan desde luego. Lennon alucinó con lo que le contó el profesor madrileño llegado de Cartagena  y finalmente él mismo, sin quererlo y mediante sus canciones, se iba a convertir en involuntario profesor de miles de millones de personas que aprendían inglés a lo largo y ancho del planeta.  



Juan Carrión admiraba a los Beatles y sus canciones, que usaba en sus clases desde que los descubrió en 1963. Pero no era un fan de Lennon; era más un fan de sus alumnos y de la enseñanza.  Con doce años y al inicio de la Guerra Civil había visto cómo quemaron en Madrid su colegio religioso donde había aprendido el idioma de Shakespeare gracias al padre Aurelio. Poco después y durante el sitio a la capital de España estuvo ayudando a su padre a esconderse de las milicias republicanas ya que era un famoso comerciante. Desde 1944, Juan Carrión trabajaba como funcionario en el Irida pero no dejaba de enseñar inglés en sus horas libres en distintas instituciones religiosas. Y teniendo la vida resuelta, dejó aquella vida de burócrata para dedicarse de pleno a la enseñanza.


Nada de esta pasión viene reflejada en el personaje apocado de ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’. Tampoco cómo el profesor real renunció a la probable oportunidad de hacerse amigo de John Lennon, cuando ya lo era de su chófer y guardaespaldas. Juan prefirió dejar Almería para no retrasar el inicio de aquel curso 1966. A Juan Carrión no le dieron una estrella de la fama en Almería sino una placa, una metopa con el escudo de la ciudad. La recogió en el Teatro Cervantes con mucha emoción y orgullo en 2016 de la mano de Ana Martínez Labella, cuando ya estaba a las puertas de la muerte. Esta distinción tan digna se suele dar a vecinos y comerciantes veteranos, a cofradías, peñas, asociaciones y federaciones deportivas o a capitanes de crucero. 



David Trueba tenía todo el derecho como guionista a coger la vida de Juan y reducirla a lo que él denominaba una y otra vez como “anécdota”. Desde el principio fue honesto al decir que él no iba a reflejar la realidad, y por ello no llevó a Juan a ningún estreno, ni a San Sebastián ni a Madrid. Incluso en las ruedas de prensa del festival y primeras entrevistas no lo mencionaba si no le preguntaban específicamente algún periodista. Muy honestamente, al acabar el filme, en los agradecimientos y en letra no muy grande aparece el nombre de Juan Carrión unos segundos. Hollywood suele poner letras más grandes al principio, en los carteles e incluso imágenes reales.


Como almeriense me duele la facilidad con la que los políticos locales se arremolinan y sonríen dentro de esta ficción de flashes llamada fama. Juan Carrión la rehuyó durante cuarenta años hasta que con mucho empeño y esfuerzo le obligué a que compartiera su historia más grande que el cine. Les aseguro que darle una humilde y digna metopa a Juan Carrión costó mucho más trabajo que darle esta estrella a Javier Cámara. Por eso les pido que cada vez que pasen ustedes encima de ella piensen en que la verdadera estrella de esta historia es Juan Carrión, que en un mundo real pero invisible le está enseñando español a John Lennon con coplas de Concha Piquer.


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