Posiblemente ni siquiera la discutida medida de adelantar el toque de queda a las veinte horas sirva ya para frenar el brutal rebote de los contagios. Ni tampoco para evitar el riesgo de saturación de los hospitales. A todo, una ve más, se llega tarde. Los contagiados que guardaron todas las medidas de protección y aún así el virus les llegó por la irresponsabilidad ajena, son las principales víctimas. Pero detrás, inmediatamente detrás, están los sanitarios, desbordados, agotados, doblando turnos, sufriendo cada día el golpe emocional de perder pacientes. Y muchos, los que tienen contratos temporales, con la amenaza del un traslado forzoso, en el caso de Madrid, al hospital Isabel Zendal.
Mientras, los grandes centros sanitarios de todo el país ven como las distintas plantas de especialidades desaparecen para convertirse en camas de Covid, como ya ocurrió en la peor etapa de la pandemia.
Fue entonces (¿se acuerdan?) cuando todas las noches salíamos a aplaudir a los sanitarios y cuando ellos tenían que decidir, ante la falta de camas de UCI, a quien se le colocaba un respirador en función de su expectativa vital.
Así, mientras ellos siguen luchando por salvar vidas, los responsables políticos discuten si el endurecimiento de las medidas son o no precisas en función de sus expectativas electorales. Los presidentes autonómicos más responsables se quejan, y con razón, de la falta de implicación del presidente del Gobierno con quien no se reúnen por vía telemática desde el 26 de octubre. El PP, necesario para modificar el decreto de alarma, en lugar de atender a sus responsables autonómicos que demandan ayuda saca, a relucir una legislación alternativa de la que no explica su alcance.
El ministro Illa, con un pie fuera de Sanidad por el arranque de la campaña electoral catalana, sigue coordinando el comité ínter territorial donde se refleja el descontrol de la diversidad de medidas entre unas comunidades y otras. Porque las hay, como Murcia, donde su Consejero de Salud, aprovechó su cargo la semana pasada para vacunarse con las dosis destinadas al personal sanitario, o como Madrid donde su presidenta Isabel Diaz Ayuso ha dejado claro que: “conmigo no cuenten” para adelantar la hora de cierre de la hostelería.
Por eso, si no son capaces de sentir la responsabilidad que como cargos públicos les corresponde, háganlo por los médicos. De ellos depende también su vida.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/207811/haganlo-por-los-medicos