El ejercicio del buen periodismo no es tarea fácil, pero la sagrada función de informar merece la entrega y dedicación necesarias para que el derecho fundamental de los ciudadanos a la libertad de expresión y a recibir información sea un hecho real en cualquier contexto. Los periodistas, los comunicadores e informadores no debemos olvidar que de facto somos seres molestos y personas non gratas, por más que actuemos con toda corrección y con la máxima diligencia profesional,algo que desafortunadamente no siempre sucede. Tal reflexión forma parte reiterada del argumentario docente que todos los cursos transmito con énfasis a mis alumnos de Comunicación, a fin de que, al margen de la adquisición de conocimientos específicos, vayan “haciéndose el cuerpo” al panorama que se pueden encontrar el día de mañana –si aún subsiste el periodismo, lo de bueno tal vez sea una quimera- si tienen la fortuna de dedicarse a este generoso y noble oficio. Quien tiene la pluma –de tinta, no de gallina, a la que jocosamente aludía el añorado escritor y poeta Julio Alfredo Egea-, el micrófono, la cámara o cualquier otro dispositivo como principal herramienta de trabajo sabe perfectamente a lo que me refiero.
Si hay quien todavía tenga alguna duda del entorno hostil que el profesional de la información encuentra a la hora de desempeñar su oficio puede descubrirlo en el informe acerca de cómo han sido las coberturas informativas de los procesos migratorios, durante el estado de alarma, en los siete puertos españoles con más actividad migratoria, que a las diez de esta mañana se presenta en línea( https://fb.me/e/55GmhnzBF).Se trata de una investigación desarrollada por el Sindicato de Periodistas de Andalucía y la productora social EntreFronteras que pone al descubierto las trabas que sufren los profesionales de la información a la hora de cubrir los fenómenos migratorios en las localizaciones portuarias que más llegadas reciben.
De los siete principales puertos analizados -Alicante, Almería, Cartagena, Málaga, Motril, Algeciras y Arguinegin- , tres de ellos, Canarias, Cartagena y Almería, son los que más trabas pusieron a los informadores durante el año en estado de alarma, y de éstos, el de Almería, junto al de Cartagena, es donde con mayor frecuencia se ha vetado el acceso a los periodistas. No olvidemos que la ruta del Mediterráneo central tiene como puerto base de recepción el de nuestra capital.
Las estadísticas señalan que durante los últimos meses han arribado al puerto almeriense miles de personas, un hecho noticiable que ha presentado una difícil cobertura informativa a lo largo de 2020, como también ha ocurrido en los últimos años, según los datos aportados por el informe del Sindicato de Periodistas de Andalucía y EntreFronteras. Los profesionales consultados para la elaboración del informe denuncian la imposibilidad de cubrir la llegada de migrantes al puerto de Almería de forma presencial. Tal es así que “dentro del puerto no hay zona habilitada para los medios de comunicación que permita la cobertura de la llegada de migrantes”.
Según los periodistas consultados para la realización de este estudio, el acceso a fuentes primarias es nulo en el puerto y el acceso a datos oficiales es valorado como deficiente porque la información ofrecida por las administraciones no se produce en un margen de tiempo aceptable. Estos informadores reconocen que tienen que recurrir a fuentes oficiosas, cuyos datos no se corresponden con los oficiales. En lo que respecta a los medios audiovisuales, sus profesionales admiten la imposibilidad de cubrir la llegada de migrantes al puerto almeriense, sobre todo por la larga distancia que separa la zona reservada a la Prensa y el vallado que la delimita, superior a un centenar de metros. En estas circunstancias, los trabajadores de la Comunicación no pueden realizar su labor de forma satisfactoria, al tiempo que estiman que el acceso a la información oficial y oficiosa relacionada con temas migratorios es deficiente.
Los autores del informe subrayan que en el transcurso de su ejecución constataron que la situación actual del puerto es igual que años anteriores, de tal forma que los profesionales deben permanecer fuera del vallado y que es obligatoria la presentación de acreditaciones, aspecto éste que podría ser comprensible. Todas estas trabas –precisa el informe- imposibilita el acceso a entrevistas o fuentes primarias como las personas migrantes, y además muchas de las imágenes que se ofrecen son de detenciones, sin que haya una cobertura correcta de un proceso supuestamente humanitario.
La presentación de este pormenorizado estudio coincide con la misión internacional que analiza la libertad de prensa y de expresión en nuestro país. Una tarea que desarrolla un consorcio de organizaciones internacionales, promovido por la Comisión Europea, que se dedica a rastrear, supervisar y responder a las violaciones de la libertad de expresión y de prensa en los Estados miembros de la Unión Europea, en el que se encuentran representados la Federación de Asociaciones de la Prensa y la Federación Española de Sindicatos de Periodistas. Cualquier iniciativa que garantice el derecho a la libertad de expresión debe ser bienvenida, aunque, como se puede constatar, los puertos tienen puertas cerradas, al menos cuando se trata de informar de los fenómenos migratorios.
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