Bosé, un cretino iluminado con balcones a la calle

Frente a la evidencia científica, el cantante no da un solo dato, solo su estupidez mesiánica

Miguel Bosé, durante la entrevista con Jordi Évole en La Sexta.
Miguel Bosé, durante la entrevista con Jordi Évole en La Sexta. La Voz
Pedro Manuel de La Cruz
17:55 • 20 abr. 2021

Más allá de obtener un excelente resultado de audiencia, no albergo muchas dudas de lo que Jordi Évole buscaba con su entrevista a Miguel Bosé en La Sexta. Descartada la opción de poner intencionadamente un altavoz a las tesis negacionistas (Évole y la cadena se sitúan en las antípodas de este posicionamiento), quizá (o sin quizá) lo que pretendía era evidenciar el vacío científico y la miseria intelectual de quienes las defienden. 



Un Bosé entre el delirio irrazonable y el esperpento iluminista solo iba a provocar, con una argumentación tan patética, el abandono del inquietante espacio emocional que habita entre la duda y la certeza en quienes sienten la inseguridad o el miedo a la vacuna. 



Proclamar, acompañado de gestos y miradas que revelan un preocupante desvarío emocional, que el virus es una construcción interesada de un grupo de perversos personajes para someter a todos los ciudadanos del mundo es un delirio que solo encuentra acomodo en aquellos que ya salen de casa instalados en el disparate.  



Más de tres millones de fallecidos y más de ciento cuarenta millones de contagiados, según datos actualizados de la Universidad Johns Hopkins, el trabajo de miles de investigadores y la lucha, minuto a minuto, con temor y sin descanso, de millones de sanitarios en los cinco continentes para acorralar la devastación que causa el virus, son una falsa arquitectura para Bosé and Friends.  



Frente a la evidencia científica, constatada y constatable, frente a tanto dolor y tantas lágrimas, reales, sí, no inventadas, el cantante no aporta ni un solo dato, solo su estupidez mesiánica. Presentándose (y, lo que es peor, tal vez creyéndose) un dios mundano proclama sin rubor y sin vergüenza que él es el camino, la verdad y la vida. Si San Juan levantara la cabeza que le cortaron después de escribir ese párrafo en uno de sus Evangelios, seguro que pensaría que a él se la cortaron, pero al cantante se le había ido del todo. 



Évole lo que ha logrado, intuyo que de forma premeditada en una de sus entrevistas más incómodas (entrevistar a un iluminado siempre lo es), ha sido poner las teorías negacionistas ante un espejo en el que solo se puede ver el ridículo. Y Bosé era la mejor imagen para retratar la tontería con balcones a la calle de quienes defienden el negacionismo. 



La entrevista con Bosé nos ha caído del cielo a quienes defendemos la vacuna. El cretinismo iluminista es lo que tiene. Un enloquecido puede provocar risa o pena. Nunca argumentos.  




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