Si ustedes son seguidores habituales de la web de LA VOZ DE ALMERÍA se habrán encontrado en las últimas semanas con un anuncio que les invita a registrarse de forma gratuita (bien completando un formulario, bien a través de sus perfiles de Google o Facebook) para continuar navegando. Es un paso más en el camino que ya han emprendido los principales diarios nacionales, regionales y provinciales en España y que se dirige a un objetivo final: cerrar sus contenidos, de forma parcial o total, para poder ofrecer así mayor calidad a los lectores y tener una base (en el caso de las suscripciones de pago) que garantice su supervivencia y no lo deje todo al albur de la publicidad en internet.
Este proceso, iniciado hace algunos años, se ha precipitado, como tantas cosas en nuestra vida, por culpa del torbellino de cambios de la era Covid. Es un sendero que presenta varias bifurcaciones: las cabeceras pueden optar por uno u otro modelo de negocio según sus intereses o el momento de la estrategia editorial en el que se encuentren.
Las fórmulas son variadas. Hay medios que deciden cerrar totalmente sus contenidos de manera que no pueda leerse nada más allá de los titulares de portada o de las líneas iniciales de cada información si no se paga la correspondiente cuota mensual: una tarifa plana que siempre es muchísimo más económica que la compra diaria del periódico en papel. Otros ofrecen un número limitado de visitas gratuitas cada mes (no suelen ser más de diez) y cuando se sobrepasan hay que suscribirse para poder continuar leyendo o bien esperar al mes siguiente para que el contador se ponga a cero. También hay periódicos que optan por ofrecer todos sus contenidos de manera gratuita previo registro en el sistema. Incluso están los que combinan varias de estas opciones, de forma que los lectores suscritos que no paguen nada pueden leer algunos artículos mientras que los que abonan su suscripción puedan tener acceso total.
Las cabeceras que apuesten por modelos de pago deben ofrecer al usuario una experiencia más completa: contenidos de calidad, enfoques únicos, temas propios, extras atractivos (desde galerías de fotos a vídeos o sonidos del día). Un diario digital que persiga esta meta establecerá así un vínculo directo, nada superficial, con el lector. Salvando las distancias, es la diferencia entre hojear el periódico en la cafetería mientras desayunas y comprar el diario para leerlo, sin urgencias, a lo largo del día.
El registro gratuito, el primer peldaño en la escalera que ya han subido los digitales que persiguen ser algo más que un lugar de recolección de notas de prensa, permite establecer un vínculo entre el periódico y su público fiel: el medio, de alguna forma, sabe que no está escribiendo para ese océano anónimo que es la audiencia en internet; el lector se siente parte de una comunidad, se identifica con una cabecera y encuentra beneficios en su propia experiencia de usuario: desde ‘newsletters’ diarias y semanales en sus correos sobre los temas por los que más interés muestran hasta una selección de artículos personalizada según sus perfiles, pasando por acceso preferente a los contenidos o encuentros puntuales con el equipo de redacción.
LA VOZ ha comenzado esta aventura. Y como desde sus inicios, hace más de 80 años, sabe que no lo hace en solitario: a bordo van los miles de lectores que se identifican con la defensa de los intereses de la provincia y con el periodismo de proximidad. Puede que cambie el medio de transporte pero el viaje es similar. Y el futuro, como siempre en esta tierra, está por conquistar.
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