¡Yes, we Kant!

“Ya se fue el líder de Ciudadanos y ahora se va el de Podemos”

Ángel Gabilondo.
Ángel Gabilondo. Europa Press
Javier Adolfo Iglesias
00:00 • 05 may. 2021 / actualizado a las 07:00 • 06 may. 2021

La semana pasada cerré esta columna como ha hecho Ángel Gabilondo durante su fracasada campaña electoral, invocando al gran filósofo Inmanuel Kant



El autor de la ‘Crítica la razón pura’ es hoy el mejor remedio contra los males sociales que agarran nuestra democracia: el fanatismo identitario, la incomprensión de lo que es la ley y el Estado de Derecho, la simpleza dogmática, la manipulación emotiva y la complacencia vaga y narcisista en la ignorancia. 



Aunque me dirigí al genio de Königsberg con un irónico “¡Sálvanos!, sé bien que si algo detestaba este profesor prusiano era que nos dejemos salvar, que otros piensen por nosotros. A eso lo llamaba “ser menor de edad”. Por eso me propongo la tarea imposible de condensar a Kant en esta columna  y se la dedico a mis alumnos de 2º de Bachillerato del Celia Viñas, y a todos como ellos, que han hecho el esfuerzo de comprenderlo con su razón. Y con ella, la libertad. 



Los humanos somos libres o autónomos cuando razonamos nuestra conducta y nos damos o imponemos reglas y normas morales. Si solo nos dejamos llevar por emociones, intereses o impulsos no somos más que animales. Y somos también libres en lo político cuando hacemos lo mismo con las leyes y normas sociales. 



Para Kant, Libertad, Igualdad y Dignidad es una triada irrompible que brota de la razón humana. Aunque seamos realmente distintas en mil aspectos materiales, todas las personas somos iguales en libertad y dignidad. Nadie es más libre que nadie hasta el punto de poder imponer sus normas e ideas. Esta igualdad se concreta en las leyes jurídicas, que abstraen nuestras diferencias y nos deben tratar por igual. No hay otra igualdad, sería un engaño. 



Kant encontró además la clave de nuestra razón en la universalidad, una tendencia totalizadora de nuestra humana condición que se plasma en la ciencia y el derecho.



La lleva también a la moral en su famoso imperativo categórico, que nos deja angustiados porque no nos da instrucciones concretas de qué hacer. Pero Kant añade con importancia que la moral personal y las leyes de la sociedad deben tener en cuenta que todas las personas son siempre fines, nunca solo medios. Es decir, que las personas tienen valor pero no solo precio. Eso es la dignidad. 



Esto lo ignora VOX si atendemos a los mezquinos carteles  que ha sacado durante la campaña electoral de Madrid. En ellos pone precio a dos seres humanos exactamente iguales y los compara como si fueran mercancia de un folleto publicitario de un hipermercado. 


Kant era muy consciente de la dificultad que los seres humanos tenemos para vivir juntos. Esa tensión la llamó genialmente “la insociable sociabilidad”


Kant es el filósofo de la democracia, de la sociedad abierta, como decía Popper. Pero asentó sus bases en nuestra limitada capacidad de conocimiento de la realidad, la natural y la social. La tarea ética y política de los humanos es entonces inacabable. La democracia es el mejor sistema donde intentamos encajarnos todos los iguales, con nuestra libertad de la razón. 


Es el sistema por el cual se cambian gobiernos y reforman las leyes, con un horizonte inalcanzable de justicia. Porque la perfección no existe ni se alcanza. Solo nos guía porque nos la exige nuestra dichosa razón. 


Hoy seguimos teniendo “miedo a la libertad”, como decía Fromm. O sentimos pereza y cobardía, como decía el autor de ‘La Crítica de la Razón Práctica’. Dejamos de pensar por nosotros mismos y preferimos dejarnos llevar por otros, por un partido, un líder o unas ideas a las que nos abonamos confortablemente. Es mucho fácil dejarnos arrastrar. Kant alertó contra esto y nos sacudió con un ‘¡Atrévete a pensar!’, de plena actualidad.  


Cuando llegaron como nuestros salvadores de la ‘vieja política’, Pablo Iglesias y Albert Rivera no supieron citar en un debate una sola obra de Kant a pesar de sus grados en Derecho y Política. Simbólico de cómo íbamos a empezar a entender la política hasta hoy, llena de dogma, fanatismo e ira.  


Kant se opone a estos ‘tutores’, iluminados, puros, y falsos conocedores de una verdad social inalcanzable. Ya se fue el líder de Ciudadanos y ahora se va el de Podemos. Buena noticia para devolver nuestra democracia al debate racional, sereno y soso como Ángel Gabilondo. ¡Yes, we Kant!


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