Al no tener en agenda ningún encuentro con las autoridades de los EE.UU, el viaje del presidente del Gobierno por diferentes ciudades de aquél país carece de relevancia política.
Aunque ha sido presentado desde La Moncloa como una gira en busca de inversiones para España, lo cierto es que hasta el momento se parece mucho a un viaje privado. Un viaje que está dando pie a algunas entrevistas en televisión que delatan la escasa, por no decir nula, relevancia de la gira. Cuesta entender por qué no ha sido posible pactar un encuentro en la Casa Blanca con el presidente Joe Biden visto que nuestro país mantiene una relación histórica de amistad con los EE.UU. desde los días en los que nuestros antepasados colaboraron activamente en pro de que las entonces Trece Colonias consiguieran su independencia de Gran Bretaña.
España, aún antes de entrar a formar parte de la OTAN, era ya un país clave en la estrategia de seguridad de Washington; un aliado que prestaba su territorio para instalar bases militares. Es obvio que el presidente Biden no ha tenido interés en conocer al presidente del Gobierno español. En la reciente cumbre de la Alianza Atlántica todo el mundo pudo ver la displicencia con la que el mandatario americano caminaba sin prestar atención a un Pedro Sánchez que intentó sin éxito hablar con él durante treinta abochornantes segundos. Visto que anteriores presidentes como fue el caso de Felipe González o José María Aznar mantuvieron una estrecha relación con los inquilinos de la Casa Blanca, la pregunta del millón es cuándo y por qué se quebró esa relación.
Empezó con el grosero gesto de Rodríguez Zapatero al permanecer sentado al paso de la bandera norteamericana en un desfile, y, para explicar el porqué las cosas siguen así habría que reparar en que Washington tiene en cuenta la composición del Gobierno de España. Aunque cuando les conviene se reúnen con el jerarca de algún país comunista, a los presidentes norteamericanos no les gustan los comunistas. Han sido muchos años de Guerra Fría los vividos por un Joe Biden que lleva medio siglo en política y eso deja poso y huella. Sánchez y sus asesores lo saben y por eso parece que ni siquiera han intentado conseguir un hueco en la agenda de la Casa Blanca. De ahí el carácter poco menos que privado de su deslucida gira americana .
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