Contienen datos que apuntan tendencias, pero su fiabilidad en orden a predecir el futuro está condicionada por el tiempo. En política un año, incluso medio, puede llegar a ser una eternidad. ¿Quiere decirse con esto que en relación con las últimas que hemos conocido en las que el PP supera en intención de voto al PSOE carecen de valor? No.
Son valiosas porque reflejan estados de opinión y aportan datos para otear la dirección y evolución de la opinión pública, pero no hay que fiarse de ellas más que lo justo. Y nunca tomar sus resultados como profecía en espera de auto cumplimiento.
Lo dicho viene como reflexión ante de cierto aire de euforia que se detecta en los aledaños de la dirección del Partido Popular.
Siendo cierto que el desgaste político del Presidente del Gobierno se evidencia por días no lo es menos que Pedro Sánchez tiene acreditada trayectoria de camaleón y, de la misma manera, que antes del verano liquidó con frialdad a algunos de sus más cercanos colaboradores dejando el mensaje de que era a ellos (Carmen Calvo, Iván Redondo, José Luis Ábalos, Juan Carlos Campo) a quienes cabía atribuir los errores cometidos por el Ejecutivo, en el futuro puede llegar a deshacer la alianza con Podemos pidiéndole al electorado que le perdone y le de otra oportunidad.
Y se quedaría tan ancho. No cree en nada y solo le puede el instinto de poder y sí para permanecer en La Moncloa tiene que desdecirse de todo lo dicho y repudiar a sus socios ,lo hará. Así las cosas, entiendo, que Pablo Casado no debería fiarse un pelo de las encuestas confiando en que los ciudadanos que hoy castigan al PSOE en las encuestas rechazando la gestión de Pedro Sánchez mantendrán esa misma opinión ante las urnas dentro de dos años. En política, ¡dos años, son una eternidad¡
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