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01:00 • 05 feb. 2012
Hay varios dirigentes del Partido Popular a los que se les suele atragantar la pregunta sobre cuánto ganan y otros que ni se inmutan cuando salen a relucir los sueldos galácticos que tienen. En ambos casos llama la atención la doble moral del PP. ¿Recuerdan los balbuceos del actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante aquella señora que le preguntó por su sueldo en el programa Tengo una Pregunta para Usted? O a la señora De Cospedal, que ni pestañea cuando le recuerdan su nómina de cerca de 240.000 euros al año. O a Rodrigo Rato, ex vicepresidente del PP, que es de los que ha usado la puerta giratoria entre política y empresa, algo muy frecuente entre los dirigentes del partido popular, y de lo que les escribiré en otra ocasión, que cobra más de 6.000 euros al día.
Pues a Javier Arenas le ocurre lo mismo, pero Javier, como buen trilero de la política, nos está escondiendo sus ingresos, como hacen con la bolita los trileros. ¿Dónde está mi sueldo, aquí o allí? Al final va a resultar que no cobra nada, que lo dona todo a una ONG.
Arenas, con medias verdades y a regañadientes tardó más que nadie el pasado verano en publicar (maquillar) sus cuentas y, finalmente, se desveló que ingresaba casi 500 euros al día. Ahora, unos meses después, el candidato de la derecha es poco claro de nuevo con este asunto y juega a confundir, a enredar, cuando podría dejar zanjado este asunto de una vez por todas enseñando su declaración de la renta. Pero ¿por qué no lo hace?
El presidente de la Junta de Andalucía y candidato socialista a las elecciones, José Antonio Griñán, acaba de hacer público su patrimonio al inicio y al final de la legislatura en un ejercicio de transparencia a la altura de las demandas de una sociedad que exige, cómo no, este tipo de actitudes. Griñán ha cumplido su palabra, ha enseñado su declaración de la renta y ha publicado lo que cobraba antes de ser presidente y lo que gana al final del mandato. Y lo que reflejan las cuentas del presidente andaluz es que ha ganado bastante menos que al inicio de la legislatura, tras el ajuste de los sueldos de los cargos públicos.
¿Ha hecho Arenas lo mismo? No. El líder de la derecha andaluza vuelve a poner, una vez más, todo tipo de excusas para no desvelar su patrimonio. Está claro que él -uno de los políticos mejor pagados de España- que tiene en la boca todos los días a los desempleados andaluces, que habla de austeridad y despilfarro como si no fuese con él, no quiere que conozcamos los detalles de sus ingresos y, por lo tanto, lo de su doble cara dura.
Porque, hay que tenerla de cemento armado para aplaudir que el ausente Mariano –el de los micrófonos indiscretos, el de “me van a montar una huelga general”, “ahora viene lo más duro” o del “vivo en el lío”– apruebe la congelación del Salario Mínimo Interprofesional o la subida del IBI y el IRPF. Y lo aplaude porque, precisamente él, lo va a notar muy poco con los ingresos que ha ido teniendo de más de 80.000 pesetas al día.
Con lo que gana Arenas en un día, y en algunos casos con algo menos, están tirando un mes muchas familias en paro; muchos desempleados que se sienten engañados por Rajoy y por Arenas porque se comprometieron a tomar medidas para la creación de empleo y lo único que han hecho ha sido consumar un engaño masivo a través de la mayor y más injusta subida de impuestos de la democracia a las clases medias, trabajadores y pensionistas.
Díganme, ¿qué pueden pensar de él los andaluces y andaluzas que tienen que cargar con esos sacrificios cuando a los más ricos, como a él, no se les exige nada? ¿Qué esconde Arenas tras su patrimonio, qué quiere ocultar a la opinión pública? ¿Se puede pedir austeridad sin predicar con el ejemplo?
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