Los miserables

Perseguir a una niña de cinco años solo está a la altura de fanáticos y de miserables

Julia Navarro
00:47 • 15 dic. 2021 / actualizado a las 07:00 • 15 dic. 2021

Pues sí, el nuestro es un país peculiar. Porque peculiar es que en una parte del territorio no se cumplan las resoluciones de los Tribunales. Reconocerán que algo así no es posible en ningún país democrático. Como peculiar es que en esa parte del territorio se proscriba de hecho el uso del español en aras, dicen, de proteger el catalán. Y más peculiar es aún que la izquierda calle y mire hacia otro lado ante los desmanes de los partidos nacionalistas, porque (¡si Lenin levantara la cabeza!) precisamente estos partidos son sus aliados y ya se sabe, París bien vale una misa, en este caso el silencio cómplice.



Hasta aquí la política, lo que supone dar un paso adelante en esta situación perversa, es que una niña de cinco años sea señalada y perseguida convirtiéndose en una paria dentro de su propia escuela, por la pretensión de sus padres de que, tal y como dice la ley, al menos el veinticinco por ciento de las asignaturas las reciba en español.



Hay que ser muy miserable para que quienes militan en el independentismo coloquen en la diana de su ira a una cría de cinco años. Pero eso es lo que están haciendo padres y madres que llevan a su hijo a esa escuela, Turó del Drac, situada en Canet. Y eso mismo es lo que han refrendado las autoridades educativas empezando por el consejero de Educación, un tal Josep González Cambray, al que no le ha temblado la vergüenza al presentarse en la escuela a respaldar a quienes se comportan como auténticos miserables con una niña. Estremecen el odio y el fanatismo de los tuits y declaraciones de los perseguidores de la cría.



En cuanto a los partidos de izquierda, otra decepción más, porque en lugar de plantar cara al problema, se entretienen diciendo que la culpa es del PP, qué cosas tiene Casado y compañía protestando por lo que sucede en ese colegio de Canet. O sea que en vez de mirar la luna miran el dedo que la señala, en un intento cobardica de distraer al personal.



¿Y el Gobierno? ¿Qué hace nuestro Gobierno? Pues poco, su actuación ha sido inane, se han conformado con decir a las autoridades catalanas que intenten arreglar el problema. No se cómo Sánchez y los suyos pueden dormir tranquilos ante lo que está sucediendo en Canet. Desde luego tienen estómago para lo que les echen.



Mientras tanto ha trascendido que otro miserable ha colocado en el punto de mira a los padres de la niña perseguida, dando la dirección del negocio que regentan y filtrando su “gran pecado”: al parecer esta familia vota a Ciudadanos.



Hay que tener mucho estómago para que a uno no se le revuelva el alma ante lo que está sucediendo en Canet. En realidad, no solo lo que está sucediendo en Canet sino en Cataluña, que no es otra cosa que indicar la puerta de salida a quienes no son nacionalistas.



Perseguir a una niña de cinco años solo está a la altura de fanáticos y de miserables. Y por lo que se ve hay lugares donde abundan.


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