La nueva variante del coronavirus se ha instalado entre nosotros y ya es predominante en muchas Comunidades Autónomas. Cierto, que gracias a las vacunas y a los españoles que se la han puesto masivamente, el daño en la salud y la presión hospitalaria aún es soportable. Sin embargo, es otro escollo para la recuperación de muchos sectores económicos. De nuevo en esta ola se anuncian restricciones a la movilidad y aforos, lo que significa pérdidas para hostelería o comercio.
El problema es que este nuevo “contratiempo” viene a sumarse a los que ya vivimos desde hace meses y que tienen que ver con los precios de la energía o de la cesta de la compra. De hecho, esa bolsa de dinero ahorrado por los españoles durante estos casi dos años de pandemia no está desembalsándose. No estamos consumiendo, gastando, lo que se esperaba y de ahí la pésima previsión de crecimiento de la economía este año y el que viene.
Es más, la inflación se ha llevado por delante ya unos 30.000 millones en ahorros y salarios. No sé cuánto más tiempo va a esperar la vicepresidenta Calviño para contarnos la realidad, porque el cántaro hace meses que hace aguas, y si el año próximo piensan seguir con su política de subir masivamente cotizaciones sociales e impuestos, las cosas se pueden poner más negras aún.
En esta perversa ecuación no hay que olvidar que el mismo Banco de España y otros organismos ya han revisado también a la baja el impacto que en el crecimiento van a acabar teniendo los fondos europeos, dada la malísima gestión que se está haciendo. Ayer “ABC” contaba que ahora mismo hay 5.000 millones de euros en la caja y que Montero intenta por todos los medios, deprisa y corriendo, adjudicarlos para no hacer más el ridículo. Además, una cosa es “movilizarlos” y otra que estén soportados por planes ya adjudicados y en marcha. Otro desastre que muy probablemente se repetirá en 2022 y más aún si la decisión es hacer un nuevo Plan, para en esta ocasión acceder a los 70.000 millones de euros en préstamos.
Va a ser complicado olvidar que estas Navidades serán las más caras de las que se recuerdan y que la tradicional cuesta de enero se va a prolongar varios meses más. De momento, el Gobierno no tiene ningún plan, excepto muchos anuncios de los que nada más se supo. Estos días somos muchos los que vemos al Ejecutivo sobrepasado, sin ideas, reuniéndose dos veces a la semana, pero sin un proyecto más allá de la propaganda. El peor gobierno, en el peor momento. De nuevo con la izquierda gobernando se va a perder la oportunidad de modernizar España, de acabar con un paro estructural vergonzoso y una deuda y un déficit que no podremos pagar en decenas de años.
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