Hemos comenzado 2022 con la zozobra de la explosión de esta nueva ola de contagios que ha provocado una enorme inquietud en la inmensa mayoría de familias, que han pasado las fiestas navideñas entre la precaución, el confinamiento y los test de autodiagnóstico. Desgraciadamente, esta es la realidad que nos ha tocado vivir, pero convendría que hubiésemos transitado por ella con la convicción de que contamos con un gobierno en Andalucía que da la talla, que está en lo que tiene que estar. Lamentablemente, esto no está siendo así.
Nuestra provincia se enfrenta a esta sexta ola con 800 profesionales sanitarios menos, de un total de 8.000 en toda Andalucía, que el Gobierno de Moreno Bonilla despidió el pasado mes de octubre. No hubo manera, a pesar de la insistencia de los sindicatos, de los colectivos de profesionales o de las advertencias que hicimos desde la oposición, de que Partido Popular y Ciudadanos rectificaran. Si la situación ya era precaria, debido al desmantelamiento de la atención primaria que han llevado a cabo, esos despidos y otras muchas malas decisiones han terminado por colapsar el sistema y a mostrar el camino de la privada a quien pueda pagársela.
Es inconcebible que teniendo un superávit de 2.000 millones de euros, Moreno Bonilla no sea capaz de mover un solo dedo para poner remedio a este absoluto desastre que él mismo ha generado. No hay otra forma de calificar lo que está ocurriendo, si no que se lo pregunten a esa inmensa mayoría de profesionales sanitarios desbordados que exponen abiertamente que no dan abasto, que están agotados, pero que siguen adelante a pesar de que el presidente de la Junta no les escuche.
Los socialistas hemos solicitado en estos días un pleno extraordinario y urgente en el Parlamento andaluz para aprobar un plan de choque que haga frente al colapso al que se enfrenta la sanidad pública en nuestra comunidad. Los reiterados ofrecimientos que en este sentido viene realizando al Gobierno andaluz el secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, pasan de manera ineludible por volver a contratar a los profesionales despedidos, el blindaje de los 12.000 que terminan contrato el próximo mes de marzo y por reducir las listas de espera.
Moreno Bonilla debe tomar decisiones urgentes en esa dirección para recuperar el normal funcionamiento del sistema sanitario andaluz cuanto antes. En su mano está seguir sin hacer nada, contemplando su desmoronamiento, o poner los medios para devolver a los andaluces y andaluzas la sanidad pública y de calidad que nunca debieron perder.
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