Pedro García Cazorla
01:00 • 11 mar. 2012
Los conspiranoicos son gente normal como tú o como yo. Nuestra normalidad es la misma, de la que hablan los vecinos del asesino, cuando después del crimen, un periodista le pregunta e invariablemente dicen: parecía una persona normal.
Eladio Pimienta, mi vecino, tiene una vena conspiranoica algo inquietante, como nunca asiste a las reuniones de la comunidad de propietarios, cree que incluso llegamos a votar acuerdos para hacerle la vida imposible, subirle las cuotas sólo a él, incluso nos acusa de ir en su contra para que pague el arreglo de ascensor, sabiendo que no lo utiliza.
Otra de sus manías es colgar pasquines políticos incendiarios en el tablón de anuncios que hay en el portal, aunque él siempre lo niega. Ayer mismo puso uno llamado La Crisis Secreta, al final de la octavilla se puede leer estas siglas: AHC ( Anticapitalistas Hasta la Muerte).
“ Queridos y atontados vecinos, burgueses y cipotes de todas las plantas, capullos en alquiler o en propiedad. Habéis pensado alguna vez, mientras vuestro perrito levanta la pata para mear en la farola, en la verdadera crisis y no esa que os cuentan en la televisión.
¡Apagarla de una vez y encender vuestras mentes atrofiadas! En septiembre de 2008, tuvo lugar la quiebra de Lehman Brothers, las más grande de toda la historia, 630.000 millones de dólares. El motivo de esta bancarrota colosal fue la acumulación de hipotecas basura, auténticos activos tóxicos que atesoraban no sólo esta entidad financiera, sino todo la banca mundial. Entre los banqueros cundió el pánico, la economía y la política quedaron aterrorizada por el impacto, que supone averiguar, en que consistían la fuente principal de ingresos de los bancos; millones de papeles sin valor alguno.
Meses después se reunieron en secreto en la Isla Galápagos, los presidentes de los primeros diez bancos del mundo y otros prebostes de la política y de las altas finanzas. Una militante de las AHM, Palmira Cienfuegos, nombre ficticio por motivos de seguridad, se infiltró entre el servicio de camareras del Hotel Tortuga, donde se alojaban toda esta gentuza y aunque no pudo incautarse de ningún documento, si grabó con un móvil oculto debajo de su cofia, los brindis que siguieron a la cena de clausura de esa siniestra convención. -“Y yo levanto mi copa por los miles de millones que nos ofrecerán los gobiernos de todas la naciones para que salgamos a flote. Vaya la mía, para que se acabe de una vez por todas esos lujos indecentes de hospitales y escuelas gratis. Yo por esos cientos de millones de parados, que asustaran a la sociedad y nos permitirán hacer mejores leyes y terminar con tantos privilegios inmerecidos. Ojalá se nos hubiera ocurrido esto de la crisis hace tiempo.”-
Hoy estaba con mi perro paseando, mientras levantaba su pata en la farola de siempre, vi a Eladio, iba con una mulata muy guapa. No he podido evitar preguntarle si ella era, Palmira Cienfuegos, la que escondió el móvil debajo de la cofia.
Eladio ha empezado a reírse de forma muy exagerada, parecían nerviosos, como si los hubiera descubierto. No te vayas a creer todo lo que escriben Los Conspiranoicos.- Dijo, mientras subía la escalera abrazado a ella.
Eladio Pimienta, mi vecino, tiene una vena conspiranoica algo inquietante, como nunca asiste a las reuniones de la comunidad de propietarios, cree que incluso llegamos a votar acuerdos para hacerle la vida imposible, subirle las cuotas sólo a él, incluso nos acusa de ir en su contra para que pague el arreglo de ascensor, sabiendo que no lo utiliza.
Otra de sus manías es colgar pasquines políticos incendiarios en el tablón de anuncios que hay en el portal, aunque él siempre lo niega. Ayer mismo puso uno llamado La Crisis Secreta, al final de la octavilla se puede leer estas siglas: AHC ( Anticapitalistas Hasta la Muerte).
“ Queridos y atontados vecinos, burgueses y cipotes de todas las plantas, capullos en alquiler o en propiedad. Habéis pensado alguna vez, mientras vuestro perrito levanta la pata para mear en la farola, en la verdadera crisis y no esa que os cuentan en la televisión.
¡Apagarla de una vez y encender vuestras mentes atrofiadas! En septiembre de 2008, tuvo lugar la quiebra de Lehman Brothers, las más grande de toda la historia, 630.000 millones de dólares. El motivo de esta bancarrota colosal fue la acumulación de hipotecas basura, auténticos activos tóxicos que atesoraban no sólo esta entidad financiera, sino todo la banca mundial. Entre los banqueros cundió el pánico, la economía y la política quedaron aterrorizada por el impacto, que supone averiguar, en que consistían la fuente principal de ingresos de los bancos; millones de papeles sin valor alguno.
Meses después se reunieron en secreto en la Isla Galápagos, los presidentes de los primeros diez bancos del mundo y otros prebostes de la política y de las altas finanzas. Una militante de las AHM, Palmira Cienfuegos, nombre ficticio por motivos de seguridad, se infiltró entre el servicio de camareras del Hotel Tortuga, donde se alojaban toda esta gentuza y aunque no pudo incautarse de ningún documento, si grabó con un móvil oculto debajo de su cofia, los brindis que siguieron a la cena de clausura de esa siniestra convención. -“Y yo levanto mi copa por los miles de millones que nos ofrecerán los gobiernos de todas la naciones para que salgamos a flote. Vaya la mía, para que se acabe de una vez por todas esos lujos indecentes de hospitales y escuelas gratis. Yo por esos cientos de millones de parados, que asustaran a la sociedad y nos permitirán hacer mejores leyes y terminar con tantos privilegios inmerecidos. Ojalá se nos hubiera ocurrido esto de la crisis hace tiempo.”-
Hoy estaba con mi perro paseando, mientras levantaba su pata en la farola de siempre, vi a Eladio, iba con una mulata muy guapa. No he podido evitar preguntarle si ella era, Palmira Cienfuegos, la que escondió el móvil debajo de la cofia.
Eladio ha empezado a reírse de forma muy exagerada, parecían nerviosos, como si los hubiera descubierto. No te vayas a creer todo lo que escriben Los Conspiranoicos.- Dijo, mientras subía la escalera abrazado a ella.
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