Arte, arquitectura, urbanismo y ecología fueron las destacadas referencias del compromiso que desarrolló Aroldo Gamper (Suiza, 1937, Berja, Almería 2012). Con un pensamiento crítico que le acompañó hasta el final. Viajó desde su tierra natal hacia el Sur, hasta llegar a Almería, estableciendo su asentamiento en La Chanca, la Alpujarra y Berja. Diez años después de su muerte el Colegio Oficial de Arquitectos de Almería ha recordado su legado en un homenaje, el pasado 3 de noviembre, con una mesa redonda y la inauguración de una singular exposición, sobre “La valoración y apreciación de la Arquitectura de carácter ambiental de Almería”, colección destacada de su obra gráfica, una revelación, que permanecerá hasta el 30 de diciembre.
Con su Taller Aroldo en La Chanca abordó la realidad circundante, la problemática almeriense social y urbana. Así surgió el Manifiesto de La Chanca, en 1982: “He llegado a la conclusión de que el letargo cultural, la degradación urbana y parte del paro son debidos a la falta de estímulos que reciben los ciudadanos para organizarse mejor para aprender y elaborarse ellos mismos un puesto en la sociedad, una vida más creativa y productiva y un entorno social más digno”.
Aroldo Gamper creo la asociación Alpujarra Viva, para la defensa del paisaje rural, de la naturaleza, con una conciencia muy crítica con la sociedad de consumo. La Naturaleza es algo más que el paisaje exterior. El mundo urbano aporta sus propios rasgos a la identidad total de la Naturaleza, que lo envuelve todo. Y ahí estableció también una actitud frente al desarrollismo urbanístico.
Aroldo Gamper se encuentra una Almería, con una singularidad arquitectónica mediterránea desaparecida por el desarrollismo de los años 60. Ya no se configuraba la arquitectura de la ciudad como ordenación de espacios y medio de expresión cultural.
Pérdida de personalidad El Paseo de Almería pierde toda su personalidad de casas de planta baja. La figura del promotor se ha impuesto. La política urbanística oficial era muy simple: sustituir un edificio viejo por uno antiguo. La gran ruptura es el proyecto de la prolongación del Paseo. El desarrollismo hace que la actividad urbanística se cebe sobre la ciudad consolidada. En definitiva la democracia llegó tarde para salvar la ciudad histórica en toda su dimensión. La singularidad arquitectónica mediterránea de Almería es condenada. Y el nuevo orden urbanístico convierte al Paseo en el núcleo fundamental de la ciudad, aumento de la altura de los edificios y ocupación amplia del suelo urbano. La tipología tradicional: Casa-Patio de luces está desapareciendo por las masivas sustituciones efectuadas. El Plan de Ordenación Urbana de 1973 intenta imponer un nuevo orden con la ocupación amplia del suelo urbano, La filosofía colisiona con los intereses políticos y privados del momento. Este proceso conduce, pues, a la destrucción definitiva de la ciudad histórica. En este proceso hay algunos supervivientes. Hubo acuerdos del Ayuntamiento para demoler el Teatro Cervantes, el Cable Inglés y la Estación de Autobuses (hoy ocupada por el centro comercial Amazon).
Frente a esta realidad surge una conciencia ambientalista y ecológica, desde un pensamiento crítico que intenta abrirse paso ante el sistema. La conciencia ecologista molesta, convulsiona todo, en la Transición. Con el surgimiento del espíritu ecologista ya nada será igual. Y aquí está muy presente Aroldo Gamper, cuyo legado y compromiso sigue muy vigente.
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