Demasiados días festivos en un país llamado España

España está de fiesta. O eso parece en esta larga semana en la que hemos celebrado el Día de la Constitución y el Día de la Inmaculada. Larga está siendo la semana para quienes en este año no nos ha tocado irnos de puente fuera de Almería y hemos tenido que conformarnos con un recorrido por las calles donde se ha puesto el alumbrado navideño de la ciudad.

Para gustos hay colores, pero el ambiente prenavideño en Almería no tiene nada que envidiar al de otras capitales españolas. Solo nos falta el frío de León o Huesca, pero en líneas generales la ciudad se engalana para recibir la Navidad. Otra cosa bien distinta es la disponibilidad de residentes y visitantes para gastar dinero en tiendas y en establecimientos hosteleros.

Y es que un país, con la que está cayendo, no puede permitirse estar nada menos que nueve días de fiesta consecutivos si se cuentan el fin de semana pasado y el que está por venir. Si ya de por sí el mes de agosto parece casi inhábil porque media España, o más, está de vacaciones, del mes de diciembre se puede decir lo mismo.

Más allá del debate de si hay o no muchos días festivos, el único nubarrón que nos ha caído en esta larga semana – en Almería apenas ha llovido y buena falta nos hace el agua que cae del cielo – es la derrota de la selección española de fútbol ante Marruecos en el Mundial. ¿Y si hubiera ganado el equipo del ya exentrenador Luis Enrique? Dudo mucho que se hubieran repetido las imágenes de euforia en El Ejido o en la Rambla de Almería que protagonizaron el pasado martes cientos de marroquíes. En esta provincia solo celebramos los ascensos a Primera División y a las manifestaciones acuden cuatro gatos, como vulgarmente se dice. Hace años quitaron el tren nocturno a Madrid, que era muy demandado, y casi fuimos más periodistas que manifestantes. Que a nadie se le ocurra, por favor, quitar el Puente de la Constitución …