Ana Obregón está triste y deprimida, mucho y es lógico ha pasado por la tragedia de perder un hijo, pero en vez de hacerse tratar con psiquiatras, que para eso tiene suficientes recursos, se va a Miami EEUU, cuna del capitalismo más airado y se compra una niña.
Y se habla y se hablará de Ana y habrá portadas y tertulias y ella cobrará miles de euros o no, da igual. Pero es que esto no va de Ana. Esto va de que la compra-venta de bebés se quiere vestir con el glamour del altruismo, del amor, del color rosa del corazón, del derecho a tener hijos No, esto va de la explotación de mujeres, que por dinero y necesidad son empujadas por la familia o por la necesidad de dar de comer a otros hijos y se ven presionadas y explotadas, y venden , no sólo su vientre sino todo su cuerpo, su salud física y mental y su esclavitud.
En Ucrania hay o había, (no se ahora si con la guerra continúa, supongo que si porque es un negocio escandalosamente lucrativo) granjas de mujeres embarazadas con embriones ajenos. Hay clínicas donde atienden específicamente a españoles que pagan entre 30.000 y 60.000 euros por mujer embarazada y ésta se queda con unos 8.000 euros. En EEUU, los precios están entre 120.000 y 160.000 dólares, la mujer se queda con 50.000. ¡Menudo negocio! Multiplica, multiplica….
¿Alguien piensa en la madre, que está vigilada y controlada durante los nueve meses? ¿En el daño moral?¿En que pone en riesgo su propia vida y salud?
¿Alguien piensa en el interés superior del menor?, ¿quién lo representa en ese horrible contrato? Es un ser humano vivo, no puede ser objeto de compra venta.
En los contratos de Ucrania se contempla que si el bebé nace con algún defecto físico o de otra índole, los que lo compran pueden rechazarlo. ¡Hay un seguro de devolución!. Al fin y al cabo para ellos es mercancía.
¿Ustedes estarían a favor de la venta de órganos: hígado, riñón, pulmones, corazón? Pues sepan que también existe. El mercado lo abarca todo, ¡sin frenos!. Donde hay dinero hay negocio.
Hay quien quiere poner en la agenda política la regulación de este pavoroso negocio, Ciudadanos y el P. Popular tontean con semejante aberración.
En “El cuento de la criada”, la serie que ideó Margaret Atwood, las mujeres de Gilead son esclavizadas para procrear y en el momento del parto, los comandantes y sus esposas, que no pueden engendrar, se quedan con el “fruto de su vientre”. “Bendito sea el fruto y el señor permita que madure” , le dicen a la esclavizada Defred mientras el comandante la viola para preñarla y arrebatarle después a su hija. No está tan lejos ésta distopía.
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