Planificar el futuro de Almería es un reto compartido y constante. Por eso, y pensando en el importante papel que va a seguir teniendo el Ayuntamiento, quiero insistir en que continuemos trabajando juntos para reconocer nuestras fortalezas de cara a su potenciación, y asumir nuestras debilidades para corregirlas.
Y todo ello al margen del partido o la persona que tras las elecciones reúna la confianza de los almerienses para gestionar ese futuro desde la alcaldía, porque los almerienses debemos ampliar el filtro de la percepción partidista sobre nuestra propia ciudad, y cancelar para siempre el relato de “lo que Almería debería ser”, por “lo que somos capaces de ser.” Los almerienses tenemos la capacidad, el talento, las ideas y la experiencia necesaria. Y además tenemos los medios.
Por eso, cuando pienso en la Almería del futuro, pienso en una ciudad que avanza por un camino sustentado sobre seis claves básicas: comunicaciones, agua, PGOU, turismo, inclusión y Casco Histórico. Para Almería, las comunicaciones siguen siendo en este inicio del S.XXI un factor limitante para una provincia de naturaleza exportadora y receptora de visitantes. Y aunque la comunicación aérea la estamos trabajando con Diputación, Junta de Andalucía y las aerolíneas, Almería necesita más trenes. Por eso creo que es una excelente noticia que el actual gobierno haya licitado por fin el soterramiento para la llegada del AVE.
Y también doy las gracias a la Junta por haber demostrado tener altura de miras y priorizar los intereses de los almerienses sobre todas las cosas. Seguiremos trabajando para acelerar al máximo los plazos y facilitar acuerdos. Por otra parte, el agua nunca puede ser un residuo, pero sí un recurso.
La situación de sequía extrema que nos acucia nos apremia a que, desde el Ayuntamiento, aseguremos la generación suficiente de agua de calidad a nuestros ciudadanos y que también seamos responsables con el agua residual que producimos, haciendo de ella una nueva agua, la mejor posible, para que vuelva de nuevo a ser usada en nuestro campo.
Y Almería debe seguir creciendo. En este sentido, aunque la planificación urbanística siempre ha de tener la necesaria visión de conjunto, entiendo que la principal apuesta del nuevo PGOU debe procurar la suficiencia de suelos para actividades productivas, de modo que se puedan explotar al máximo los valores de centralidad de la capital, con toda la generación de riqueza y oportunidades que ello representa.
Tenemos que adoptar soluciones para fijar población e impulsar medidas para poder alquilar, como por ejemplo, a través de una agencia de intermediación. Otra de esas claves de futuro para Almería es el aprovechamiento máximo de su potencialidad turística. Y sin olvidar que el futuro será inclusivo, o no será.
Por eso debemos seguir haciendo de Almería una ciudad de personas y para las personas, con independencia de sus capacidades.
Y finalmente me gustaría destacar la necesidad de continuar dando pasos efectivos para reposicionar y conectar el Casco Histórico como un motor dinamizador de toda Almería. Actuaciones como la recuperación de la Casa Consistorial y el entorno de la Alcazaba marcan ese camino de transformación imprescindible para que Almería tome una posición diferenciadora y de excelencia urbana.
Por eso, y con independencia de lo que puedan determinar las urnas el próximo mes de mayo, quiero pedir a la sociedad almeriense que mantenga siempre activa la ilusión por Almería, ya que vivir aquí no sólo es una suerte: es sobre todo una oportunidad.
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