El centro de la ciudad está inmerso en eso de dar cera y pulir cera desde hace dos semanas, 19 días exactamente aunque no 500 noches, afortunadamente. No es que estén rodando una nueva película de Kárate Kid, sino que como cada Semana Santa el paso de las diferentes hermandades durante su estación de penitencia ha dejado sobre el asfalto y las baldosas de las calles peatonales el recuerdo del esfuerzo de la procesión en forma de pegotes de cera pegada y de difícil eliminación.
Dice la concejal de Sostenibilidad Ambiental, Margarita Cobos, que han buscado todas las fórmulas posibles. Que se han traído el producto que se usa en Sevilla, que han visto los que se vierten previamente en Málaga para que sea más fácil quitar los pegotes después, pero lo cierto es que quitar la cera del suelo es trabajoso y complejo, vamos, que necesita tiempo, producto, agua y rascar sin escatimar.
En esa labor de arrancarnos el recuerdo de la Semana de Pasión y que empecemos a contar los días para el próximo Domingo de Ramos se encuentra la cuadrilla de limpieza de la empresa concesionaria que está perdiendo el sueño para cumplir con este cometido. Pierde el sueño literalmente porque este servicio lo están haciendo durante la madrugada ya que “es necesario que no haya gente en la calle, que no haya tanto trasiego, para poder limpiarla”. Y es que claro, para eliminar la cera en su totalidad hay que invertir un rato en cada tramo en el que se trabaja y eso con el ajetreo diario, pues parece difícil.
A pesar de lo comprensible de la explicación, también lo es el malestar de los vecinos que ya sufrieron o disfrutaron, según gusto, a las hermandades y a los que ahora el ruido de las máquinas limpiadoras llevan hasta tres días seguidos despertando a horas intempestivas (algunos aseguran que bajo su ventana pasan sobre las 3 o las 4 de la mañana). Ellos entienden que hay que quitar la cera, son los primeros interesados, que hay que buscar un horario con poca gente, pero se preguntan: “¿no hay máquinas menos ruidosas u otra hora que no sea la madrugada?”.
Ruidos
Esta no es la primera vez que el ruido de la maquinaria de limpieza que recorre las calles de la ciudad se critica por los vecinos. De hecho, no hace demasiado tiempo se recompusieron los turnos de limpieza para tratar de conciliarlos con el descanso de los almerienses y se pusieron a primera hora de la mañana. Quizá, a pesar de que ya la ciudad empiece a despertarse y algunos de esos pies madrugadores impidan la libre actuación de los servicios de limpieza, va a tocar replantearse el cambiar el horario de los que limpian la cera por el bien del descanso nocturno de los vecinos.
Todos sabemos que la maquinaria con la que cuenta la ciudad es la que es, hace ruido y toca renovarla, pero mientras llega la nueva concesión administrativa cuyos pliegos están en ejecución y que tendrá que sacar a concurso el partido que gobierne a partir del 28 de mayo, los vecinos piden que lo que se cambie sean los horarios. Y es que está muy bien lo de ‘dar cera, pulir cera’, pero mejor aún está lo de descansar ocho horas. Eso dicen los médicos.
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