Miguel, Sergio, Diego y Bogart

Si estuviera censado en Cuevas del Almanzora votaría para alcalde a Diego Bravo. Y si pudiera hacerlo en Tabernas daría mi voto a Sergio Domínguez. He sido compañero de ambos y doy fe de su calidad humana y profesional. Pero no puedo votarles, lo haré en la capital, y lo haría por cualquiera de las dos buenas candidatas principales: María y Adriana. Me alegraré si sale cualquier de ellas pero votaré por Miguel Cazorla y su ‘Almería avanza’, a lo Rick en Casablanca. Si te sirven, estos son mis argumentos: Primero, es el más veterano de los candidatos con experiencia de gobierno y sería un desperdicio perderlo, aunque sea en la oposición, o justo por eso. Hace veinte años, Cazorla sacó adelante los Refugios de la Guerra Civil, el segundo mayor atractivo turístico de la ciudad. Segundo, Miguel es cien por cien almeriense, nació en la vega, ama, se conoce y patea la ciudad sin comitiva. Tercero, Cazorla ha aguantado y aguanta, soportó burlas y clichés, pero es una hormiguita, un chinche y un ‘pepito grillo’, una voz discordante que necesitamos para no dormirnos en un aburrido bipartidismo. Cuarto, Cazorla tiene integridad y principios. Lo demostró con aquella maliciosa ‘crisis de los pepinos’, cuando Alemania quiso culpar a la agricultura almeriense de aquel brote infeccioso mortal. Miguel invirtió tiempo, dinero y determinación en plantarle cara con la verdad de su parte a todo un gobierno alemán. Y le ganó. Finalmente, y algo más personal, Cazorla me prometió hace veinte años que restauraría la casa abandonada que descubrí poco antes y que en ella se recordaría a John Lennon. Y siendo del gobierno municipal de Luis Rogelio cumplió su palabra. Por todo esto, agradecido, le votaré el domingo a lo Bogart.