Kayros
21:39 • 18 abr. 2012
Julio Camba se reía con su famosa retranca galaica del turismo de las ruinas. Decía que existían ciudades que nada tenía que enseñar salvo alguna piedra más o menos gloriosa. Como por lo general la ruina estaba hecha pedazos y como apenas se podía recomponer, el guía se limitaba a llevar la gente de un lado para aprovechando las diversas perspectivas. "Miren de este lado", decía -¿A que son bonitas?-. Luego se iban a otro lado y el guía comentaba: "Caramba desde el sur la vista es extraordinaria". El guía estaba enamorado de las ruinas pero para sus adentros se hartaba de reír viendo cómo la gente era capaz de hacer muchos kilómetros para ver la sempiterna desidia de las autoridades. Ayer celebramos el Día de los Monumentos. Creo que ustedes me perdonarán este tonillo de guasa que no lleva mala intención y tampoco pizca de desprecio para nuestras ruinas. Pero convendrán conmigo que Almería no destaca en el orbe por sus grandes edificios singulares. El más señalado sin duda es la Alcazaba, una pedrera castellano/ mora que siempre la están arreglando pero que nunca la terminan. Se explica entonces el malestar de las asociaciones y de los conservadores. No pasa una semana que no aparezca una amarga queja de alguien sobre lo mal que se halla el recinto o la muralla. En este plan cuesta un huevo mantener una ruina. El otro punto filipino es el Cable Inglés. Se debía crear un concurso para ver si alguien sabe las veces que han intentado arreglarlo. Y qué me dicen del Cortijo del Fraile. Me niego a entrar en la confusa y profusa casuística legal, cultural y ecologista que el asunto arrastra. Por allí pasan todos los días poetas, senderistas, excursionistas y subsecretarios de la Junta. La finca de los novios de Lorca sigue siendo una esplendorosa ruina.
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