¿Una segunda vuelta para las elecciones municipales?

Dentro de pocas horas habrá en un centenar de municipios almerienses los llamados plenos de investidura para elegir a los alcaldes que ejercerán el poder hasta la primavera de 2027.

Hasta que llegue el momento de esos plenos, la tensión política se mantiene en localidades tan importantes como pueden ser Carboneras, Albox, Garrucha o Turre. El hecho de que ningún partido – ya sea PP o PSOE – haya conseguido mayoría absoluta el pasado 28 de mayo, deja a los futuros alcaldes o alcaldesas en manos de partidos con una mínima representación como pueden ser Vox o UCIN.

Hasta el momento ya se conocen dos pactos de gobierno, los de Níjar y Benahadux, y en ambos casos tanto Vox como independientes han conseguido carteras de gobierno para los próximos cuatro años. Y en el caso de Garrucha hasta se especula que un candidato de Izquierda Unida puede conseguir ser alcalde el último año del mandato municipal. Eso sí, a costa de ser expulsado de las filas de IU por las que concurrió a las elecciones hace pocos días.

Visto lo visto, cabría poner encima de la mesa el debate de si es necesario o no una segunda vuelta de las elecciones municipales y que el alcalde sea elegido entre los dos partidos que más votos tengan en las urnas. Es una idea que ha sobrevolado siempre que se han dado circunstancias similares.

Desde hace muchos años, cada vez que ha habido que negociar pactos de gobierno, el pez pequeño siempre ha conseguido el premio más grande que había en la Lotería de los acuerdos políticos, es decir, la Concejalía de Urbanismo. Y en algunos casos, quien ha salido más beneficiado ha sido el concejal de Izquierda Unida de turno. “Mejoraremos las ciudades desde nuestra responsabilidad municipal”, solían decir desde IU.

Pronto saldremos de dudas, aunque es poco probable que aquellos que conviertan a su rival político en alcalde sean concejales de Bienestar Social. Veremos.