Para un amplio sector de la sociedad, incluso mayoritario, hay cuatro preguntas sobre la Tauromaquia que ofrecen respuestas poco alentadoras para el futuro del hecho taurino.
¿Qué es un toro?: El protagonista de un documental sobre la vida animal.
¿Qué es un torero? Un dudoso personaje de la telebasura?
¿Qué es una corrida? Una opción dentro del programa de fiestas.
¿Qué es un aficionado a los toros? Un figurante de Cine de Barrio.
Son cuatro preguntas esenciales, incluso excesivamente básicas, pero que resultan de extraordinaria utilidad. Especialmente, porque preceden a cualquier posicionamiento sociopolítico o, incluso, ético. Aunque está claro que los toros son lo que son, otra cosa es la percepción que generan y el valor que le confieren diferentes sectores de la sociedad.
Cuando casi nadie necesitaba preguntarse nada sobre la Tauromaquia las posibles respuestas eran escasas y, en general, bastante desafortunadas. Los aficionados más comprometidos con el toro apenas necesitaban enfrentarse a quienes cuestionaban el futuro de los toros. Algunas frases hechas y la sensación de seguridad que emanaba de las estadísticas. Con tales armas, los defensores de los toros se enfrentan ahora a un aluvión de rechazos y críticas y acaban naufragando en un océano de objeciones, con tan pocas posibilidades de salir a flote que no les queda otra que cerrase en banda y defender sus razones solo ante quienes ya están más que convencidos.
En el otro bando, el de los antitaurinos y defensores de los animales, hay demasiada munición y fuego graneado a discreción. Hay posiciones ideológicas, extravagancias disfrazadas de filosofía y moralinas animalistas. Pero, también reflexiones y argumentos insoslayables para unos y para otros. En este escenario, el toro solo tiene a su favor invocaciones a la tradición y al nacionalismo español. Casi nunca, al legado antropológico y ecológico que, seguramente, les suene a muchos taurinos conspicuos a jerga de izquierdista.
La Tauromaquia está comenzando a desplazarse peligrosamente para su continuidad desde la antropología a la ideología. Aunque existe una larga y profusa historia de reflexiones que arrojan luz sobre el hecho taurino a lo largo del tiempo, las disquisiciones acaban generalmente por dispersarse. Las razones de peso le ceden el sitio a los argumentos, fundamentados o no, en contra de los toros, de manera que acaba disipándose el inmenso y rico legado del toro, complejo y socialmente asentado en el pasado reciente. Y así, la arrolladora realidad taurina, acaba siendo devorada.
Evolución
La evolución del fenómeno taurino en lo que va de siglo ofrece una lectura rotunda y poco alentadora. La reducción de festejos que se produjo a consecuencia de la crisis financiera de 2008 no ha sido recuperada. A las razones, fundamentalmente económicas en lo público y en lo privado, que originó aquel retroceso desde niveles nunca conocidos de festejos celebrados, se ha sumado ahora el contundente efecto de una evidente crisis de relevo generacional. A todo esto, hay que añadir el avance significativo de fenómenos sociológicos que confluyen como el animalismo, entrando en conflicto con la Tauromaquia: el triunfo de lo anecdótico en la sensibilidad social, la incontenible hegemonía de los héroes virtuales y la epopeya basada en la ficción. En suma, nada que ver con el universo emocional de lo taurino.
Mientras, el toro parece cuadrarse para recibir una estocada que puede ser definitiva, con la activa participación de quienes quieren entregar la conservación de la Tauromaquia a la ultraderecha, al socaire de una irreductible España incapaz de distinguir el ridículo del esperpento; el mito obsoleto de las demostraciones de fuerza. Cada vez que suena el Himno de España al final del paseíllo algunos aficionados silenciosos creen oír una especie de réquiem dedicado a la Tauromaquia
Cuatro preguntas para terminar:
- ¿Alguien cree que el toro resistirá el siglo XXI, vertiginoso en los cambios y amnésico en los conceptos?
- ¿El mundo taurino tiene planes más allá de maximizar los beneficios durante la campaña en curso?
- ¿Cuánto tiempo podría conservar la Tauromaquia su autenticidad antropológica en manos de la ultraderecha?
- ¿Alguien está dispuesto a im¿aginar una corrida válida para la mayor parte de la sociedad? ¿Aunque sea sin sangre?
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