Lo más caro es no tener agua

Cada vez que un socialista almeriense habla de agua, un botijo se tira por la ventana. Lo digo así para explicar el estruendo de cacharrería en el que se ha metido el grupo municipal del PSOE para intentar generar polémica con el precio del agua, diciendo que la desalación del agua va a incrementar el precio de la factura, “tal como veníamos avisando” (sic). A la mierda Nostradamus. Los concejales del PSOE son los verdaderos profetas del apocalipsis. Lo que pasa es que juegan con ventaja porque saben bien lo que cuesta desalar agua, ya que fue el propio PSOE el que tuvo que apostar por este sistema cuando en 2005 accedió a cargarse el Trasvase del Ebro, ya aprobado y financiado, porque así se lo exigían los independentistas catalanes al entonces presidente Zapatero. La derogación del Plan Hidrológico Nacional es, sin duda, la decisión política que más daño ha causado a Almería en su historia reciente. Y por mucho que hiperventilen ahora, esa agresión al futuro de nuestra provincia llevará para siempre el sello socialista. Y ahora que los pozos de los que se surtía Almería están casi secos, sólo nos queda elegir entre desalar o pasar sed. Entre desalar o no regar. En definitiva, entre desalar o morir. Por lo tanto hay que recurrir a una tecnología tan costosa como la desalación, que no es esa maravilla pluscuamperfecta que nos quiso vender en su día el Orfeón Progresista, asegurando con descaro que el trasvase que ellas y ellos habían celebrado y aplaudido cuando el entonces presidente Aznar lo puso en marcha en Huércal-Overa, había pasado a ser “una burra muerta”. Y ahora, estos tíos quieren echarle la culpa a al actual equipo de gobierno del PP del eventual incremento de la factura del agua. El mismo ayuntamiento, por cierto, que lleva muchos meses asumiendo el incremento de la factura del agua desalada para evitar subidas. Piensen en todo esto cuando las avenidas del otoño nos vuelvan a mostrar al Ebro arrojando al mar el futuro de Almería.