Tras las elecciones municipales, ahora empezamos a ver el verdadero rostro del PP y de la alcaldesa de Almería. Después de prometer en campaña municipal que jamás metería la mano en el bolsillo de los almerienses, aprueba una subida del IBI de 72 euros y anuncia un posible incremento del precio del agua, aún precisar y que, según nuestras estimaciones, podría alcanzar hasta el 40 por ciento.
Estamos ante un fraude electoral sin paliativos, pues no ha pasado ni medio año desde que la alcaldesa prometió en las elecciones municipales que bajaría los impuestos. Pasará a la historia su rostro de desconcierto escuchando al coordinador nacional del PP, Elías Bendodo, felicitarla, por no incrementar la presión fiscal en Almería, al día siguiente de que hubiera anunciado una de las mayores subidas de impuestos municipales que se recuerda.
Este hecho, sumado al aumento del precio del agua potable, demuestra lo que desde el PSOE ya veníamos denunciando, que, tarde o temprano, estos más de 20 años de gestión irresponsable del PP acabarían pasándonos factura. Finalmente, los almerienses tendremos que poner de nuestro bolsillo los más de 70 millones que el Ayuntamiento ha tenido que abonar en los últimos años por sentencias condenatorias debido a la mala gestión del PP, la más cuantiosa de ellas por la expropiación de terrenos para la ampliación del Paseo Marítimo, que acabó costando a las arcas municipales más de 30 millones de euros.
Podrán culpar a otras administraciones, pero la única verdad es que han sido años perdidos para la ciudad, de dinero malgastado, de fondos que no se han sabido emplear y han tenido que ser devueltos, como los recibidos para fomentar el empleo o apoyar a las familias más necesitadas, y de partidas que pasan de un presupuesto a otro sin ejecutarse. Esta es la verdadera cara de la alcaldesa y de un PP que no ha sabido administrar de forma responsable y eficiente el dinero de todos los almerienses.
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