En 1999 una película llamada ‘El Dilema’, con Russell Crowe, contó la historia real de un ex empleado que había destapado que las grandes tabaqueras añadían a los cigarrillos sustancias adictivas cancerígenas. Pues bien, hoy lo que daña y engancha a cientos de millones de personas son las redes sociales y su vehículo no es un pequeño cilindro de papel sino el móvil. Hay gente que aún no lo entiende, pero hay que prohibir los ‘smartphones’ a los menores, no solo en los colegios; como ocurre con los coches, pues no se ven niños de diez años conduciendo por la autovía.
Está costando hacerlo entender, porque hay muchos miles de millones en juego. En 2021, Frances Haugen, una ex empleada de Facebook, denunció que Instagram, Snapchat o Tik-tok habían tomado decisiones técnicas para enganchar a sus usuarios. Ahora, la ciudad de Nueva York ha denunciado a estas redes sociales, que aliadas con el teléfono, son tan adictas o más que el Marlboro. Pero por mucho que hace años tuviéramos cigarrillos de chocolate, nadie dejaba fumar a los niños. Hoy sí, increíblemente les damos un móvil que daña su cerebro sin desarrollar, que frena su capacidad de atención y de concentración y le aparta de la lectura comprensiva. Además, le lanza a mundos sórdidos al alcance de un clic, fomentando el narcisismo y los problemas mentales.
El Gobierno, más pendiente del futuro de Sánchez, montó un vergonzoso comité para no hacer nada. Sin embargo, dos mujeres alzan la voz a través de Change.org para exigir que se prohíban los móviles a menores de 14 o 16 años. Así actué yo en los años 80 contra el tabaco en la facultad, entre burlas, hasta que Zapatero lo prohibió en lugares públicos y no pasó nada. Bueno, todo mejoró.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/270159/del-tabaco-y-los-moviles-en-menores