La Semana Santa ha vuelto ha ser una gran noticia para Almería. Como todos los años, hemos vivido unos días repletos de emociones compartidas, recogimiento y disfrute. Y además de eso, la de 2024 nos va a dejar en el recuerdo la percepción de haber alcanzado unas cotas de dimensión y proyección superiores a las ya conocidas. Es cierto que la climatología ha condicionado el desarrollo de algunas estaciones de penitencia con el comprensible disgusto de muchos cofrades. No obstante, incluso en esos duros momentos de incertidumbre y decepción las distintas hermandades y cofradías supieron dar un enorme ejemplo de serenidad ante la adversidad, coordinándose en todo momento con el Ayuntamiento para acortar itinerarios, cuadrar horarios y asumir con entereza la necesidad de preservar los valiosos patrimonios para esperar con ilusión al año que viene.
Pero al margen de las consecuencias del mal tiempo, hemos podido ver que la Semana Santa de Almería ha dado en este año un salto de madurez y dimensión que la sitúa como una de las mejores de toda España por su capacidad de generar interés y crear dinámicas socioeconómicas muy positivas. Y en la base de este crecimiento, que es una formidable herramienta de hacer ciudad, está el trabajo de las diferentes hermandades y cofradías. Desde las que atesoran un mayor recorrido histórico y patrimonial hasta las que tienen en la juventud en la ilusión de sus miembros un prometedor caudal de energía para el futuro. Todas son igual de valiosas.
Lo he podido comprobar estos días visitando en sus barrios a las diferentes cofradías, admirando el buen desarrollo de sus desfiles, participando con emoción y orgullo en las diferentes levantás a las que amablemente me han invitado y escuchando tanto a los diferentes responsables de las hermandades como a muchos almerienses que han querido compartir conmigo sus vivencias cofrades. Y todos coinciden en destacar que este año la respuesta popular a nuestra Semana Santa ha sido formidable. Ha habido récord de participación en todas las cofradías, que no sólo han agotado sus túnicas, sino que en algunos casos incluso han tenido que preparar más. Igual ha pasado con las mantillas, que han duplicado su presencia en todas las procesiones. Nuestra Semana Santa, que por sus valores está catalogada de Interés Turístico Nacional, ha supuesto además un importante impulso para la economía del sector comercial y hostelero de Almería.
A falta de conocer todas las cifras, las primeras impresiones de hoteles, comercios, bares y restaurantes de la capital marcan excelentes niveles de ocupación y actividad, puesto que las calles de Almería se han llenado de miles de personas que han disfrutado de nuestras tradiciones en lo que es ya un prometedor preludio de una gran temporada. De hecho, este verano Almería va a ser tendencia turística para miles de visitantes que buscan combinar la experiencia de los grandes festivales musicales y las actuaciones de artistas de primer nivel con una extraordinaria oferta: un entorno mediterráneo y natural, un gran patrimonio cultural e histórico, una gastronomía deslumbrante y, sobre todo, el carácter acogedor y amable de los almerienses. Elementos de crecimiento y desarrollo para una ciudad que, con la ayuda de todos, cada día va a más.
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