A ver si nos aclaramos. El señor Valderas, que por ser coordinador de Izquierda Unida en Andalucía ha llegado a vicepresidente de la Junta, justifica los recortes de “su” gobierno (dos mil quinientos millones de euros del gasto) porque es una medida que había que acometer “sí o sí”. Pero para que todo cuadre y la cosa no sea tan evidente, el portavoz de esa misma IU en el Parlamento andaluz, cuestiona el recorte y se opone frontalmente. O sea, que IU puede terminar manifestándose contra IU, estando a un lado y a otro de la pancarta y aquí paz y después gloria. En este país hasta semejante inmoralidad empieza a resultar normal. Hablando de lo mismo, parece casi esperpéntico que los trabajadores de UGT se manifiesten contra la dirección de UGT que, parece ser, prepara una ERE para despedir a no pocos de los suyos porque es la única forma de mantener con algo de vida el sindicato/empresa en estos tiempos difíciles. Y ya el colmo es que quienes aplican el ERE se manifiesten contra el Gobierno que dice exactamente lo mismo que ellos pero en más grande. Y el PP indignado con UPyD por el apoyo del partido de Rosa Diez a los socialistas en Asturias. Pero esta gente ¿de qué va? En primer lugar el PSOE en Asturias ha sido el partido más votado y eso sería ya una razón suficiente. Pero es que, además, lo ocurrido y protagonizado por la derecha en el Principado ha resultado de vergüenza ajena.
Y el número de la semana corresponde a ETA que sin que nadie le diga nada y sin motivo aparente que lo justifique, no se le ocurre otra cosa que nombrar una delegación “para llevar a cabo un diálogo directo con los gobiernos de Francia y España”. Y te imaginas a los dos gobiernos suspirando aliviados por esta concesión de los terroristas y apresurándose a ese “diálogo directo”. No ha pasado, claro; ni Francia tiene que dialogar nada con ETA ni jamás se prestaría a semejante cosa y España no está por la labor de otra cosa que no sea la entrega de las armas y la disolución. Antes se hablaba también de la palabra “perdón”, pero parece que eseo se olvida o al menos se aparca cuando se llega a Moncloa, no sé.
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