He aquí una noticia que debe devolver el vigor espiritual a los afligidos por el áspero devenir de los tiempos: vuelven las vigilias. Ave María Purísima; sin pecado concebida, etcétera. Desde los lejanos tiempos de la Adoración Nocturna, las noches almerienses vuelven a poblarse de voluntarios del culto, que anuncian su intención de pasar la noche en comunitaria adoración de los dogmas: este gobierno es la encarnación del Maligno; no sucumbiremos a la tentación de asumir los recortes, etcétera. Y así, como a los sindicatos y demás colectivos megafónicos no les basta con el horario solar para demostrar al mundo que ahora, y no antes, sí que merece la pena manifestarse, han habilitado el horario nocturno para convertir su indignación en un non-stop reivindicativo. "Día y noche" llaman a esta campaña de 24 horas, que ya no se sabe si nos están hablando de una movilización o de un nuevo pañal absorbente. De todos modos, uno lee las noticias relativas a las vigilias y se le esponja el corazón al admirar toda esta vocación contemplativa y expiatoria extendida a lo largo de la noche. ¿He dicho toda la noche? Ustedes dispensen el entusiasmo, pero en realidad las vigilias vienen a durar más o menos hasta las doce de la noche, hora en la que los manifestantes vuelven a casa, porque una cosa es protestar y otra entumecerse haciendo el lila. Por lo tanto, más que de "vigilias" habría que hablar de "veladas", que también es un género informativo muy almeriense, inmortalizado por el gran Manolo Morales en sus inolvidables crónicas sobre las Veladas de Los Chocolates en Retamar. En fin, que adorado sea el Santísimo Sacramento.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/27558/las-veladas