¡Aún dicen que el pescado es caro! (Blasco Ibáñez)

Por qué no el galán de Carboneras o la brótola de Garrucha; por qué no el rape de la había de Almería o el mero de Villaricos; por qué no el boquerón de Adra o la aguja de Roquetas. Por qué no todo eso y por qué sí el aceite de oliva de los campos de Jaén o los huevos gallegos o la patata manchega; por qué sí la leche de Cantabria o el tomate de Níjar; porque sí las judías del Barco de Avila o el queso de Cabrales o el pan candeal castellano. Veo en el Telediario de la Primera a los armadores preguntarse eso: “¿Por qué a nuestro pescado no se le rebaja el IVA como a esa gama de productos que han sido seleccionados como alimentos básicos para contener la inflación, no es básico nuestro pescado?"

Uno oye ese lamento y parece justificado. No hay nada más arbitrario que hacer listas, aunque haya que hacerlas, porque toda selección implica un descarte. Pero no se entiende muy bien que haya entrado en la lista con IVA cero el aceite de oliva y se descarte el pescado porque, según las autoridades de Consumo, es un artículo de lujo. ¿Más que el AOVE?

Subyace en esta explicación un doble rasero: por un lado, se hacen campañas publicitarias por parte del Gobierno recomendando el consumo de pescado tres o cuatro veces por semana; y al tiempo -excluyéndolo de los alimentos básicos- favorece que sean percibidos como productos caros y prescindibles de la dieta. 

La capacidad de los ciudadanos de adquirir alimentos saludables e indispensables para una alimentación equilibrada, como es el caso del pescado, debe ser una prioridad para cualquier gobierno, tal y como hacen otros países europeos del entorno mediante la aplicación de una fiscalidad saludable. Es el caso de Irlanda o Reino Unido que mantienen un IVA cero para el pescado; o Portugal que eliminó el IVA en abril para las principales especies pesqueras. Luxemburgo, Alemania, Chipre o Francia mantienen un IVA por debajo del 5%, mientras que España lo sitúa a un tórrido 10%. El consumo cada vez es menor: en Almería, según el INE, es de 18,5 kilos anuales por persona, el 3% menos que hace un año. Mejor la ensalada de cangrejo del Báltico.