El Presidente del Gobierno en su visita institucional a la selección española dijo que necesitamos un subidón. Un subidón qué significa. Algo así a medio camino entre el delirio y la alienación propia de una borrachera. Un calmante, en fin, para el olvido momentáneo. Vicente del Bosque, algo más explícito, remachó que el fútbol no arregla los grandes problemas del país.
Para el Partido Popular el gran subidón es poder controlar la TVE y no solo como máquina de entretenimiento sino también para mentalizar a la gente según conviene.
Un partido que niega a los ciudadanos la información sobre Bankia, que obstaculiza las comisiones de investigación en el Parlamento porque ahora no toca, que se opone a que declaren Dívar y Rato no es difícil adivinar para qué quiere romper las reglas de juego poniéndose al frente de la caja tonta. Llegan tiempos oscuros en que la soberanía del pueblo está siendo traicionada en la medida en que va perdiendo calidad nuestra democracia.
La prima de riesgo, el ajuste, el déficit y demás exigencias europeas ponen en manos de los mercados extranjeros el futuro inmediato de los españoles. A la TVE se le asigna la misión de gran adormidera para lo cual es preciso que esté al frente de la misma un hombre cercano a Aznar. En este plan el nuevo Consejo puede que solo sirva para servir de claque. Retrocedemos a aquel tiempo en que se decía que el pueblo no estaba preparado para la democracia.
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