Trump también ganó en Almería (y no por el Americano del Amalia)

Almería no tiene una especial relación comercial con USA, más allá del imperio Silestone

Un cartel de carretera donde se anuncia la Almería de Nebraska (EEUU).
Un cartel de carretera donde se anuncia la Almería de Nebraska (EEUU). La Voz
Manuel León
23:55 • 06 nov. 2024

Solo a un talento nato y neto de Olula como Romero -Javier- se le ocurre informar en antena -en SER Almería- sobre a qué candidato americano han votado en Almería, mejor dicho, en las dos Almerías americanas, que las hay: son dos pequeñas aldeas, una hincada en Alabama y otra en Nebraska, y en las dos ha arrasado el trumpismo, con más del 60% de los votos. Las Almerías americanas, como casi todos los núcleos de la América profunda, hemos visto que son feudos del republicanismo, en algunos casos con demasiado tufo retrogrado. Sabemos, por tanto, que las Almerías americanas son de Trump, pero no sabemos si la Almería – la andaluza- sería de Kamala. Lo que también intuimos -quizá dé una sorpresa- es que, entre las primeras decisiones de despacho del nuevo inquilino de la Casa Blanca, de cabello amarillo y puño en alto, no va a estar la de ordenar la limpieza de Palomares. Quizá no la sepa situar en el mapa. Es verdad que ningún demócrata, más allá de tocar la guitarra con Margallo, ha hecho más que hizo Trump en su primer mandato con la tierra radiactiva que dejaron aquí por la cara hace ya casi 60 años.


A Almería, en cualquier caso, se la trae al pairo quien gobierne la nave de Washington. Quien más intereses puede tener es nuestra primera multinacional, que factura en Estados Unidos por encima de los 800 millones de euros, emplea a más de 1.400 trabajadores locales y tiene anunciada una inversión en una nueva planta de 250 millones de euros. La compañía, con sede mundial en Cantoria, tiene su centro principal americano en Houston (donde también golea Trump). Quizá en su cocina de Florida tenga una encimera Dekton.

La balanza comercial de Almería con EEUU es claramente favorable a la provincia, sobre todo por el aceite de oliva, las conservas vegetales y frutos secos de empresas como Luxeapers o Calconut y por las esporádicas exportaciones de pimiento de comercializadoras como Vicasol o Ejidomar, a pesar de los exhaustivos controles del Servicio de Inspección de Sanidad de Plantas y Animales de Estados Unidos. A principios de este mismo año, la Administración Biden reabrió las puertas al pimiento rojo almeriense después de un año de suspensión por la detección de larva de mosca mediterránea en una partida. Está aún por ver el régimen de nuevos aranceles huracanados que pretende imponer el nuevo patrón americano, pero no parece que a Almería -a la Almería andaluza, no a las de Javier Romero- le preocupe mucho, por ahora. 









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