Nuevo periodismo

Nuevo periodismo

José Luis Masegosa
23:08 • 23 sept. 2012

La cruz nuestra de cada día nos lleva a conducir  nuestras vidas por derroteros inciertos, desconocidos a veces, y en otras asumidos como propios. Esta tendencia humana no es sino resultado de la acelerada existencia que llevamos y que nos impide la reflexión sensata, la búsqueda de la verdad, la ponderación y la natural necesidad de saber y aprender con espíritu crítico. Llevados por esa fácil  inclinación que nos induce a creer todo cuanto afirman los santones de siempre y los falsos predicadores de nuestros días, nos  alimentamos con erróneos mensajes, con equivocados conceptos que nos acompañarán a lo largo de nuestro particular calendario. 


En ese desviado aprendizaje mucho tendrán que decir  los medios de comunicación, a los que sus receptores hemos atribuido, en muchos casos de forma totalmente gratuita, una cierta dosis de infalibilidad que les ha convertido en arrogantes enciclopedias imbuidas de la verdad absoluta. Ante el comentario dudoso de cualquier noticia o información, quién no ha hecho valer la condición del medio. “¡Lo ha dicho la televisión!, “¡Lo he oído en la radio!, ¡Es que lo ha publicado el periódico!”. Es el marchamo de veracidad, la marca de autenticidad, de  los que han gozado, tradicionalmente, los medios de comunicación. Pero esa condición no siempre se ha correspondido con el recto, ecuánime y objetivo proceder de quienes dirigen el proceso comunicativo, muy al contrario. 


Si los adocenados receptores conociesen, en algunos casos concretos, a los incompetentes e ineptos autores, el camino y los procedimientos seguidos en la consecución y elaboración de los contenidos informativos que se ofrecen a la audiencia, tal vez abandonarían para siempre la sana y aconsejable costumbre de  leer la Prensa, ver la televisión u oír la radio. Tal vez radique aquí una de las principales razones de la tendencia creciente de la ciudadanía a informarse por medio de las redes sociales.




Los medios en la actualidad


Las actuales circunstancias que viven los medios con las cruentas dentelladas que han proporcionado los efectos de la manida e “inevitable” crisis por medio de los recortes, las reducciones de plantilla, los implacables eres  y otras medidas reductoras han llevado la profesión periodística a la mayor precariedad laboral conocida en los últimos tiempos, con la paulatina extinción del mejor capital del sector: la experiencia y la profesionalidad. Las consecuencias no se han hecho esperar y se han unido al incierto rumbo que sufre el ejercicio del Periodismo desde hace años, con un abandono injustificado de sus mejores modos y técnicas. En las redacciones ya no cuenta el concepto de Kapuscinski: “El verdadero Periodismo es el intencional, el que persigue la transformación social”. En las redacciones, ahora, prima otro concepto: “Pienso, luego estorbo”. ¿Es este el nuevo Periodismo?




 


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Tiempo al tiempo


Al final, la discriminación va a alcanzar a los niños, y si no al tiempo. Un alumno que coma de tartera y no asista a las actividades extraescolares, que también han subido de precio, será diferente del resto de los niños de su clase. En determinados colegios del franquismo a las niñas "becadas y pobres" se les hacía entrar por otra puerta y con distinto uniforme. También la reforma educativa del ministro Wert empieza a tener el aire de otros tiempos ominosos.


Ya solo falta que se obligue a las madres a rapar a los niños al cero, en caso de piojos, para que la escuela pública recuerde a las películas en sepia de la posguerra. En un país con uno de los más altos &


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