¿Malas personas?

¿Malas personas?

Rafael Torres
21:38 • 05 oct. 2012

Si, como decía Alonso Quijano, somos hijos de nuestras obras, habrá que convenir que hacerlas malas es propio de las malas personas. A quienes nos gobiernan se les transparenta mucho su calidad personal, y eso, más que las consideraciones políticas, es lo que tiene indignada y encorajinada a la gente, sentirse en manos de individuos, en lo ético y en lo moral, muy poco recomendables. 


¿Es de buenas personas cubrir con un espeso manto de impunidad a los verdaderos responsables de la catástrofe nacional que padecemos, los políticos corruptos, los banqueros sin escrúpulos, los forajidos de alto copete? ¿Es propio de gente buena, de espíritu limpio e intenciones nobles, cargar la factura de los desafueros y los delitos de los antedichos sobre las brumadas espaldas de los más desfavorecidos? ¿Es de buenas personas sustraer los ahorros de la gente para entregárselos a la usura internacional? ¿Es de buenas personas gastarse en las actuales circunstancias cinco millones de euros en arreglitos y blindajes del Congreso? ¿Remite a personas de buen corazón la pretensión de cobrar a un inmigrante paupérrimo 1.800 euros anuales por acceder, si enferma, a la atención sanitaria? ¿Es de buenos ponerse tibios de whisky y de jamón de bellota a cuenta del Erario, del que se retraen los mínimos subsidios para los parados de larga duración? ¿Es de buenos, incluso desde la óptica cristiana, abandonar a su suerte a los que no pueden valerse por sí mismos? ¿Es de buenos estorbar el recurso a la Justicia, echar a la gente de sus casas o apalizar a los ciudadanos que se manifiestan?   Somos hijos de nuestras obras, y solo ellas, nos califican.







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