La chispa de la vida

Perdonen el feo recurso de la autocita, pero debo recordar que hace unos días escribía aquí mismo que, ante el estado canino de sus cuentas, los delegados de la Junta iban a tener que convertir la ruina en gloria. Y no me equivocaba. 

Hace unos días, los delegados almerienses celebraron (en el sentido jovial del término) una rueda de prensa en la que se congratulaban por haber pagado una pequeña parte de la deuda que tienen en Almería con ayuntamientos, guarderías, autónomos, etcétera. La deuda no está pagada entera, ni mucho menos, pero qué importa eso si hemos llegado a tal punto de desconexión con la realidad que creemos que pagar tarde y mal puede considerarse un éxito de gestión. Pero si se paga de ese modo frangollero no es por ganas de fastidiar al personal; es porque no hay dinero. Y si la Junta está tiesa como la mojama es porque su gestión económica ha estado flanqueada por la sombra de la golfería cuando no por la evidencia del derroche. Como muestra, la más reciente perla del disparate del juntandalucismo-puntocom: una subvención de 15,5 millones de euros al insólito “Instituto de Innovación para el Bienestar Ciudadano”, una fundación con sede en el PITA de Málaga y que tenía como objetivo oficial “mejorar la calidad de vida y bienestar de todas las personas” (sic.) En esto, en la reformulación de la chispa de la vida, se ha gastado la Junta el dinero que todavía debe a muchos andaluces que, si quieren calidad de vida y bienestar, tendrán que buscarla en la Coca-Cola antes que una institución que, con el dinero de todos, juega a buscar la felicidad universal en plan neojipismo visaoro.