Dudas

Nos acercamos los españoles a final de año y sobre nosotros se ciernen las dudas, aves de mal agüero para unos, signos positivos para otros. El presidente del Gobierno ha querido adelantarse para recordarnos, como es su obligación, que ya aparecen los brotes verdes, fruto de las reformas. Si los vaticinios oficiales se cumplen, este año entrante será menos malo que el que acabamos de sufrir, y desde luego en el siguiente, a lo más tardar, vendrá el ansiado crecimiento que nos saque de la crisis. Dios oiga a Rajoy.  Lo va a necesitar. Por el contrario, Bruselas tumba toda esta serie de profecías bien intencionadas diciendo que no podremos ajustar el déficit y por consiguiente no nos hagamos ilusiones. Personalmente estoy de la crisis hasta los mismísimos porque llevo varios años con la sensación de haberse parado el mundo. A ver qué navidad podemos celebrar. Cualquier miembro de una obra benéfica te podrá recriminar: oye tío, menos luz que está muy cara, menos consumir marisco que hay cinco millones en paro. Por supuesto de poco valdrá ya decirle a mi censor que yo no he comido marisco en todo el año. La maldita crisis que todo lo estropea. Otra duda que nos atormenta es saber si pediremos el rescate. El presidente porfía una y otra  vez en que no lo necesitamos. Si no llega el crecimiento, el rescate puede ser una soga al cuello cada vez que llegue la factura de la deuda. Esto es como confeccionarse un jersey con el hilo del que ya llevamos. Te visten por un sitio y te desnudan por otro. Una última duda: ¿revalorizarán las pensiones? Rajoy dijo que las pensiones ni tocarlas. Vaya, ahora dice otra cosa. Depende de cómo queden las cuentas de noviembre. En fin, suene la zambomba.