El bipartito PSOE-IU no sólo es la gran rémora para la recuperación económica, la salida de la crisis y la creación de empleo en Andalucía, sino que después de su penosa actuación en la jornada de la pasada huelga general, se han conformado como la mayor amenaza para la Marca Andalucía. En un insólito ataque de irresponsabilidad, los parlamentarios socialistas y comunistas perpetraron el mayor insulto a la democracia el pasado miércoles secundando una movilización que convirtió al Parlamento Andaluz en caja de resonancia de las propuestas más radicales. Y todo ello mientras nuestra comunidad atraviesa el momento más grave y delicado en cuanto a desempleo y emergencia social desde su creación. Pues bien, en lugar de dar ejemplo y trabajar cumpliendo su misión institucional de representantes de todos los andaluces, los parlamentarios del PSOE y los de IUCA convirtieron su escaño en piquete informativo para manifestarse contra el gobierno de España, como si con esa acción se solucionase alguno de los problemas que afectan y preocupan a las familias andaluzas. Y a la cabeza de todo este despropósito ha estado el presidente de la Junta bipartita: el inconsecuente presidente Griñán. El máximo responsable institucional andaluz desempeñó durante la pasada huelga el triste papel de consentidor al permitir estos despropósitos y, no contento con eso, echó por tierra la poca credibilidad que le quedaba cuando le recordamos que en circunstancias semejantes, durante la huelga formal que se vieron forzados a plantear los sindicatos a Zapatero, él mismo había dicho que el Parlamento Andaluz no podía ponerse en huelga. Eso, por lo visto, era antes. Ahora hay que obedecer a lo que ordenen sus socios radicales de Izquierda Unida. Pues bien, ante esta flagrante pérdida de dignidad institucional, desde el Partido Popular queremos recordar al complaciente Griñán que un Parlamento no se puede poner en huelga, ni el presidente de la Junta de Andalucía puede consentir que su vicepresidente y tres de sus consejeros lo hagan. Pero a Griñán nada de eso le importa lo más mínimo. Su prioridad es garantizarse el pacto de sillones que le permite gobernar en Andalucía después de haber perdido las últimas elecciones autonómicas. Pero en el fondo, esta huelga escenificada con tintes violentos y agresivos, no es más que una huelga del PSOE y de IU contra ellos mismos; contra su propia incapacidad de gestión y generación de empleo. Los andaluces son los primeros damnificados por la paralización de un gobierno bipartito incapaz de gestionar con solvencia un Presupuesto de 31.000 millones de euros y responsable directo del “recortazo” contra el Estado del Bienestar en Andalucía. Finalmente, no quiero dejar de mencionar que los socialistas carecen de la mínima autoridad y credibilidad para llamar a la huelga porque son los directos responsables de haber llevado a España a la ruina económica con sus mentiras sobre el déficit y a Andalucía a una cifra de paro del 35,4%. Y que en todo ese escenario, los bien subvencionados sindicatos han sido colaboradores y cómplices necesarios. Por eso ahora, cuando escuchas o lees determinadas declaraciones de responsables socialistas o sindicales, acabas preguntándote no sólo dónde está la responsabilidad, sino también la propia memoria de los que ahora parecen estar tan indignados. Desde el Partido Popular insistimos en que lo que verdaderamente necesitan ahora los andaluces es un gobierno autonómico dedicado a trabajar y no a ponerse tras la pancarta.
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