A los estafados por las Participaciones Preferentes de las cajas nacionalizadas les anuncian la pérdida de una parte sustancial de sus ahorros. Pero también les anuncian que el laberinto podría quedarse sin otra salida: el nombramiento de Sebastián Sastre Papiol, hombre de la banca de toda la vida, como magistrado de la Sala Civil del Tribunal Supremo, y encargado presumiblemente de establecer la doctrina del dicho tribunal en relación a las demandas por el timo de las Preferentes, se interpreta en medios jurídicos como una amenaza para las víctimas. El señor Sastre, director de Asesoría Jurídica de La Caixa y hombre de confianza de su presidente, Isidro Fané, recibió hace apenas unos meses la Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort de manos del actual ministro de Justicia, Ruiz Gallardón. El caso es que cuando las víctimas de la estafa lleguen con su razonada demanda de anulación al Tribunal Supremo, después de haber ganado el pleito en todas las instancias anteriores, se encontrarán al señor Sastre, que, como mínimo, podría suponerse que empatiza más con la parte bancaria a la que dedicó tantos años de su vida (desde 1969) y tan notable porción de sus innegables conocimientos. O dicho de otro modo: primero el MOU desvía las reclamaciones por la "quita" a un lento y farragoso Tribunal, el Contencioso-Administrativo, al que además despoja de capacidad ejecutoria; luego Gallardón sube las tasas judiciales a los particulares, y, por último, un señor relacionado con la banca se sienta en la Sala Civil del Supremo. ¿Y qué más?
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