Ciudadano Wert

Ciudadano Wert

Rafael Torres
23:02 • 07 dic. 2012

La idea, por llamarla de algún modo, de que con dinero público se le pague un colegio privado al alumno cuyos progenitores no comulgan con el sistema educativo vigente en la comunidad catalana, solo se le podía haber ocurrido a José Ignacio Wert, ministro de Educación por la gracia de Rajoy, un señor, como se sabe, que gracia, lo que se dice gracia, tiene muy poca. Pero si al ciudadano Wert se le ha ocurrido esa idea no es porque sí, sino porque tenía otras previas que no podían sino desembocar en ésta: la de que hay que "españolizar" a los niños catalanes, y la de que hay que complacer a la Iglesia Católica.


Siempre he sospechado que las lenguas no se crearon tanto para entenderse como para que no te entendieran. Es decir; para entenderse con los del propio grupo, tribu, pueblo o nación, y para que no te entiendan "los otros". Hay en ello un fondo ancestral de miedo y desconfianza hacia el vecino, y una necesidad, o una compulsión, de afirmación frente a él. Sin embargo, la civilidad podrían superar ese atavismo tranquilamente si existiera, bien es verdad, alguna voluntad para ello.


Pero no parece haberla, y el señor Wert ya se encarga con sus enormidades de asegurarse de que no la pueda haber. No obstante, más ambicioso aún que ese proyecto es el de establecer dos clases de españoles: los que "estudian" religión apaciblemente, sin que le compute la nota, y los que se instruyen en la ética y en la moral, acogotados por ella. A tal fin, se carga la asignatura de Educación para la Ciudadanía, a la que siempre tuvo una ojeriza espantosa, y con eso debe creer asegurarse el retorno de las dos Españas, la que va junto a los curas con un cirio, y la que va detrás con un garrote. Qué disparate. Qué sandez.







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