El primer modo de perder la razón es no llevarla. El segundo, y acaso el más rápido, es perder las formas. Ninguna causa, por justa que pueda parecernos, podrá prevalecer si se sostiene por métodos indignos o se justifica con comportamientos impresentables. Traspasar los límites de la expresión razonable de la discrepancia aboca a quienes así actúan no sólo a superar en reprobabilidad a los causantes de sus protestas, sino también a perder la legitimidad que confiere credibilidad a sus acciones. En este sentido, me gustaría dejar claro que en las democracias, los concejales llevan en el sueldo la posibilidad de ser contestados, criticados y hasta reprobados, pero nunca la de ser acosados, perseguidos e intimidados por una banda de disconformes. Quienes eso hicieron la otra noche en el Paseo tras el encendido del alumbrado navideño, demostraron no sólo haber perdido las formas -y por tanto la razón- sino no haber entendido las reglas del juego democrático de la negociación y la superación de diferencias. De modo especial merece llamar la atención sobre los que, de uniforme y enmascarados, convirtieron una demostración de protesta en un disturbio desarrollado con las formas propias de las aficiones más radicales y descerebradas de algunos equipos de fútbol. Los almerienses no merecen ser testigos del penoso espectáculo de ver a servidores públicos malparando la dignidad y el prestigio de un Cuerpo con alteraciones del orden público y evidenciando no saber distinguir su propio haber de su deber. A nadie, es evidente, le gustan los recortes en sueldos o percepciones, pero tampoco nadie puede pretender que las situaciones laborales fruto de un buen momento económico se mantengan inalterables a perpetuidad a pesar de que los ingresos hayan disminuido considerablemente, porque eso sólo conduce a la quiebra. Ninguna institución o administración puede ser una isla inabordable en este océano de dificultades generalizadas del que saldremos antes si hacemos primar el sentido común, el diálogo y el sosiego sobre improductivas coreografías radicales.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/35927/perder-la-razon