Tal como los estudiamos en su día, los verbos reflexivos son verbos transitivos cuya acción recae sobre el mismo sujeto que la realiza. Yo me levanto, yo me peino, etcétera. ¿Lo han entendido, señores? Sí, hermano. Pues bien, después de esta breve regresión escolar, aprovecharé para comentarles que probablemente una de las más brillantes aportaciones del ciclo combinado PSOE-IU en la Junta de Andalucía sea la atribución de carácter reflexivo al verbo “protestar”. Pero no ya por el matiz de reposado estudio de las medidas adoptadas, sino porque las protestas acaban recayendo directamente sobre ellos mismos. Me explico. La coordinadora provincial de Izquierda Unida en Almería, parlamentaria y piquetera andaluza, Rosalía Martín, participa hoy en la concentración que van a realizar los promotores y asesores del Servicio Andaluz de Empleo en Sevilla contra los despidos y recortes. (Cómo estará la cosa, que los encargados de buscar empleo a los parados han acabado también en la calle). Pero atención: estos despidos los ordena el gobierno de la Junta de Andalucía que sostiene la coalición de doña Rosalía. Es decir, que van a protestar contra lo que ellos mismos han autorizado. De locos. ¿Y además de protestar van ustedes a hacer algo en concreto? Digo yo que ahora podrán, ya que forman parte del gobierno de la Junta. Pero no parece que la cosa vaya más allá del gesto cosmético de buscar una foto con pancarta y un titular cariñoso. Y es que hay protestas que son como esos cursos de automaquillaje que enseñan trucos para enmascarar defectos y embellecer artificialmente las cosas, aunque en algunos casos el éxito sea improbable.
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