Gustos, preferencias y colaboraciones

Gustos, preferencias y colaboraciones

José María Pérez Tudela
01:00 • 24 dic. 2012

Dependo de Dios -y noto su llamada cercana- y del mismo modo del  beneplácito  del director. Voy al tema. Como escritor tengo mis limitaciones y  preferencias. Según una mujer cuyo nombre omito le dijo a Karmen Romero: -A Pérez Tudela  no le gustan tus poesías ni escritos-. Mentira; hace poco me leyó  ésta  un poema y unas lágrimas rodaron por mis arrugadas mejillas.  Si tengo algún poder para juzgar  a la Romero la incluyo entre las emblemáticas, grupo en el que siempre estuvieron por  méritos propios: Pilar Pérez, entregada al bien social y liberal, Carmen Carbajo,  excelente en todo y humanista por la gracia  de Dios y Dolores Agüero Pérez  que merece ser considerada -una señora fuera de serie-.


 No quisiera ser repetitivo y por  ello es la última  vez que menciono este asunto. Cuando alguna Tertulia  o persona recurra a mi, siempre que pueda, contestaré  gustoso  dentro de mi escasa cultura. La  gestión de propagar los eventos importantes, Dios mediante, puedo hacerla con sumo placer.


 De tarde en tarde se presentan ante mí dos damas guapas y elegantes; me  suelen traer -brazo de gitano-. También con sumo placer  compartimos la dulce merienda y -tutti contentti-.




Me  veo obligado, y no querría, a  mencionar al  Gobierno actual porque está podrido y sus dirigentes  salpican mentiras, odio y mierda bajo las camisas de blanco almidonado y corbatas enhiestas; tal vez en detrimento de otra parte que llevamos los machos como bandera. Es una tragedia que se extiende prácticamente por todo el mundo y siempre pagan las criaturas -cuyo delito es el haber nacido-.   Otra -voy salpicando- Cuando os vayan  a hacer una foto no miréis  el objetivo de la  máquina y conseguiréis una naturalidad  bonita y elegante.


 Ahora un fragmento de  Karmen Romero: -Yo te busco en la brisa,  te busco en el aire y te busco en las olas y te busco en el mar-.




Poco a poco iré repasando la hermosa revista -Vivencias- que el finado, recordado y querido Ángel Fernández -nadie como él-  supo  hacer con toda honestidad. Yo guardo un cuadro que preside mi pequeño despacho en el que figura una poesía que me dedicó.


Nuevamente Karmen  Romero con todos los honores pone este fragmento; -La noria de mi vida va siguiendo en un atardecer, incomprendida;  sube, da vueltas y, atrevida, no tiene en cuenta,  sigo viviendo-





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