Los médicos madrileños, en aras de preocuparse por los enfermos del futuro -lo cual les honra- llevan varios días de huelga. A consecuencia, más de 6.000 enfermos del presente, que debían someterse a una operación quirúrgica, han visto aplazada sine día su intervención, lo cual les deshonra.
Porque el dictamen de que a un enfermo se le deba intervenir en un quirófano no la lleva a cabo ni la Guardia Civil, ni la autoridad administrativa, sino los facultativos. Y se supone que, en aras de la salud del enfermo y, también, de la eficiencia del servicio, cuando se resuelve esa opción es indudable que se hace porque es necesaria. ¿Deja de ser necesaria si los médicos están en huelga? ¿Cuando los médicos están en huelga, hay un efecto secundario por medio de la cual los enfermos sanan de manera milagrosa? Hay operaciones urgentes y otras menos, de acuerdo. Pero, ¿más de seis mil eran aplazables? Y si lo eran ¿por qué no se aplazaron antes?
Amén de ello, cerca de 40.000 personas sintieron molestias y acudieron al médico para que les aclarara la etiología de su malestar. Pero no les aclararon nada porque había huelga. ¿Todos los enfermos son imaginarios? ¿O puede que si se hubiera producido la consulta en alguno de esos 40.000 casos se habría encontrado un síntoma preocupante que era preciso atajar? Otrosí. Dado el retraso en operaciones y consultas ¿cuándo lograrán los enfermos actuales ser atendidos con la misma eficacia que los médicos quieren para los enfermos futuros? Aun suponiendo que tengan en todo razón, que luchan por algo justo, la población de la capital comienza a tener la percepción de que a los médicos y a los sindicatos se les está yendo la mano. Y no porque entiendan del problema, sino porque ya no es raro que un familiar, un amigo o un vecino, no sea una de las damnificados de esta huelga insalubre.
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