Adiós Expo Agro, adiós

Adiós Expo Agro, adiós

Antonio Felipe Rubio
22:00 • 13 feb. 2013

Albergaba una difusa esperanza sobre la permanencia de lo que ha costado tanto trabajo conseguir con grandes dosis de ilusión y probada profesionalidad. 


Pero no. De nada ha servido el denodado esfuerzo de anteriores presidentes de la Cámara de Comercio, especialmente Gómez Vivancos y Vallejo Osorno, que, prácticamente de la nada y con todo en contra, afrontaron la aventura de situar a Almería en el mundo de las novedosas tecnologías (energía solar y agricultura) abriendo una ventana internacional de pujanza y desarrollo socioeconómico. 


Parecía improbable combinar el despegue de la industria agrícola almeriense con las deficientes infraestructuras: puente de Rioja, CN- 340, el Cañarete… era una competición desigual y desproporcionada. Por ello, la Cámara de Comercio desplegó la única y genuina Mesa de las Infraestructuras que jamás haya existido: “Almería sin salidas”. 




Esta campaña, de proporciones estatales, evidenció por primera vez las enormes carencias de una tierra arrinconada por la mediocridad de sus dirigentes, plegados al feudalismo político, que mantuvieron durante irrecuperables decenios a Almería en condiciones de imposible competitividad respecto de otros países y regiones españolas que resolvieron en tiempo y forma sus respectivas carencias.


No teníamos resuelto el problema del agua; las carreteras eran infernales; los retrasos (A-92) insultantes y, por no tener, no teníamos ni un recinto digno y estable para exhibir y celebrar el esfuerzo de los agricultores, verdaderos artífices del “milagro almeriense”. Pero, como suele ocurrir con los milagros, la mayoría son espejismos, coincidencias o exacerbación de la realidad. 




Aquí, el mayor milagro es haber sobrevivido a pesar de los pésimos dirigentes que hemos padecido. Y no sólo me refiero a los políticos, sino a la infecta connivencia de agentes sociales, económicos y políticos que tejieron una trama de intereses cruzados rindiendo servil pleitesía y dependencia hacia el poder que, con gran éxito, logró ocupar y controlar todos los sectores de la sociedad civil, eliminando o entumeciendo el músculo social y cualquier resorte de contestación. 


La ExpoAgro ha sido, en su momento, el triunfo del trabajo y emblema de la dignidad de unos pocos que creyeron en todos. Pero la defensa de la dignidad exige la valentía y el sacrificio de mantenerla. 




Hoy, con profundo pesar, asisto a la destrucción de un proyecto forjado con tremenda ilusión y, enormemente indignado, veo que se despacha con indisimulado desprecio. Así se desprende de las lacónicas y escuetas declaraciones del actual presidente de la Cámara: "Se me ocurre (sic) este año hacer un gran congreso internacional, apoyado por el ministerio de Medio Ambiente y por la consejería de Medio Ambiente, sobre la calidad y seguridad alimentaria. Somos los “número 1”; vamos a hacerlo, con grandes ponentes internacionales, y el año que viene nos prepararemos para hacer la Feria o no, pero no perdamos el tren (…) y si no hay interés, se pasa página". Así como suena. Con esta displicencia se da por muerta y casi enterrada la ExpoAgro.


Estos neotecnócratas anglófilos, reunidos en un cluster manager, promueven el brain storm para elaborar un briefing que actúe sobre el nuevo branding… En otras palabras, que quitamos el escaparate de la tienda y recurrimos al viajante con el muestrario.


Este es resultado de tanta contaminación sectaria con un sector agrícola que no ha sabido o querido tener una nítida representación cameral y, así, contemplamos el desmantelamiento de la identidad almeriense en ferias como Fruit Logística o Fruit Attraction, hoy en manos de Extenda (Junta de Andalucía), y la más que probable extinción de Expo Agro Almería, hoy en manos de la ineptitud por desamparo institucional de los afectos.



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