Qué gracia, Manuel

El Presidente del Parlamento Andaluz, Manuel Gracia, acaba de estar en Almería de visita oficial y, en declaraciones a los medios que cubrían la jornada, propuso al organismo cameral andaluz como ejemplo y referencia de transparencia. “Algunas cosas se habrían evitado si nos hubieran imitado” dijo el presidente, aunque lamentablemente no precisó qué cosas se podrían haber evitado y qué actuaciones tendrían que haberse copiado. Las declaraciones del señor Gracia, realizadas en ese islote 2.0 que es el PITA, parecen contagiadas por el llamado “Síndrome Carbonero”, que se define como la impresión de que las manifestaciones hechas en lugares remotos no tienen alcance ni eco. Craso error. Del mismo modo que el Bernabéu tarda diez minutos en enterarse de que alguien va contando intimidades del vestuario en una televisión mejicana, las elucubraciones del presidente hechas en el multisecarral politécnico aparecieron al rato en toda la prensa. Y claro, a más de uno le habrán hecho chiribitas los ojos al ver semejante arrogación de transparencia en boca del presidente de una institución que, por ejemplo, ha acreditado la suprema desvergüenza de fingir una investigación sobre los ERES para salvar la cara (y el despacho, y el sueldo, y el coche, y el futuro) de los más que presuntos responsables de una trama urdida para saquear el dinero de los parados andaluces en beneficio de familiares, amigos y compañeros del Partido Socialista. Eso sí, lo de resolver el asunto echándole toda la culpa al primo segundo de la vecina de la portera del cuñado de uno que pasaba por allí, no es para copiarlo: es para patentarlo. Qué gracia, Manuel.