Los principios

Los principios

Kayros
21:10 • 25 mar. 2013

Por avatares diversos, los  partidos políticos pierden  a veces su hoja de ruta. Entran en discusiones internas, se atomizan y parecen muertos. Es lo que la derecha, con todo el aparato mediático a su servicio, achaca en estos momentos al PSOE. Lágrimas de cocodrilo, me parece a mí. Esta semana pasada, Rubalcaba, que sabe más que los ratones colorados, volvió a la fuentes primigenias recordando para qué “hemos nacido” El PSOE  nació para frenar los desmanes de la locomotora del capital, es decir para dar respuesta desde el trabajo, siempre menesteroso e inculto, a los dueños de la patronal No es el mismo contexto histórico que vivió Pablo Iglesias. pero, habida cuenta de la reforma laboral que ha alumbrado el PP con el despido casi libre, tampoco es para tirar cohetes. De ahí que Rubalcaba dijera aquello de “nacimos para estar con las víctimas de los ajustes”. Perdida la guerra civil y luego sometido a la clandestinidad durante cuarenta años, al PSOE no le quedó otro remedio que esperar la transición. La derecha franquista entró en descomposición dudando si sería Suárez o Fraga su mejor caudillo para defensa de sus intereses. Con un golpe de Estado por medio, Felipe González llegó a sentarse en la Moncloa. Y a pesar de que se hicieron muchas cosas, (Seguridad Social para todos, modernización del país, entrada en Europa, etc) no se libró de Filesa, episodio de corrupción que la derecha explotó como ella sabe con el “váyase señor González”. Ahora tenemos el caso de los ERES en Andalucía. El PP, rodeado de escándalos y contestado en la calle, ha trasladado a Sevilla toda su fiel infantería de leguleyos, periodistas afines y otras huestes siniestras. En cierto modo mientras hablan de Griñán no hablan de Bárcenas. Bien, allá los jueces. Si tienen que ir los imputados a la cárcel que vayan, pero por encima de todo está la misión historica del socialismo. El socialismo nació para defender a los trabajadores y luchar por la igualdad. Nada ni nadie podrá contra esta fuerza nacida de los derechos del hombre. Existe una esperanza  que no es exactamente ni siquiera la que predica estos días el Papa. Se llama justicia social y es de este mundo posible.







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